Presidentes y primeros ministros se convierten en 'coach' ante la victoria del líder populista republicano durante la Comunidad Política Europea, un foro apadrinado por Macron que congrega a los países de la UE y sus vecinos. "El futuro de Europa está en nuestras manos", dice Von der Leyen
Europa afronta el regreso de Trump con temor a las cesiones a Putin y a una guerra comercial
La quinta reunión de la Comunidad Política Europea, un foro que congrega a los países de la UE y sus vecinos, se ha convertido en una especie de terapia de grupo ante la victoria de Donald Trump en Estados Unidos. El peor de los pronósticos para Europa se ha cumplido con el regreso a la Casa Blanca del líder populista, que trajo de cabeza al continente en su primer mandato.
Ha sido un shock para la inmensa mayoría de líderes europeos, salvo para el anfitrión de la cita, el ultraderechista húngaro Viktor Orbán, que ha asegurado que brindó con vodka –y no con champán porque estaba en Kirguistán– al conocerse los resultados: “Lo quisieron meter en la cárcel, confiscarle los bienes y matarlo, y ahora es presidente”.
Europa lleva tiempo mentalizándose para este nuevo cambio y el mensaje que han lanzado prácticamente todos los jefes de Gobierno y de Estado que han asistido a la reunión en Budapest ha sido de tranquilidad. Cada discurso se asemejaba a una sesión de 'coach': fortalezas y oportunidades frente a un escenario geopolítico complicado, en el que la UE admite sin complejos sus numerosas debilidades competitivas.
Macron se ha erigido en el 'míster' de una reunión celebrada en el estadio Ferenc Puskás, la curiosa escenografía que ha elegido Orbán para la ocasión. “No debemos comentar si es bueno o malo. Es americano, defenderá los intereses americanos, es legítimo; pero tenemos que estar preparados para defender los intereses europeos. Esa es la cuestión y debe ser nuestra prioridad”, ha dicho el francés a sus colegas en la mesa redonda.
“Es un momento decisivo de la historia”, le ha dicho al resto de líderes a los que ha preguntado si quieren “leer una historia escrita por otros” –entre los que ha citado a Putin o a China– o si quieren escribir su propia historia. “Nuestras economías son fuertes, nuestros países cuentan con sofisticados sistemas de defensa y representamos algo (...). Si decidimos ser conscientes de lo que representamos geopolítica y comercialmente, es un poder increíble. No hay otro mercado de 700 millones de personas tan unido por la historia de intereses y valores como el que nos reúne en torno a esta mesa”, les ha animado.
“El mundo está formado por herbívoros y carnívoros. Si decidimos seguir siendo herbívoros, los carnívoros ganarán, y seremos un mercado para ellos. Creo que al menos sería una buena idea elegir ser omnívoros. No quiero ser agresivo, sólo quiero que seamos capaces de defendernos en cada una de estas cuestiones”, ha culminado Macron, que ha pedido a sus homólogos no “delegar” la seguridad del continente en EEUU, como ha hecho hasta ahora.
Lo que sostienen en la UE es que esta vez la victoria de Trump no les ha pillado por sorpresa como en 2016 y que el continente está preparado para la incertidumbre que supone el nuevo mandato del líder populista y las posibles decisiones que tome al otro lado del Atlántico, como la imposición de aranceles generalizados. Los líderes continentales también han restado importancia al tsunami político en Alemania con la expulsión de los liberales del Gobierno de Olaf Scholz, ausente en la reunión.
“El futuro de Europa está en nuestras manos”, ha expresado la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. “Es importante que analicemos los que son nuestros intereses comunes y trabajar en ello”, ha agregado sobre la relación con EEUU. “Tenemos que ser más dueños de nuestro destino, no por Kamala Harris o Trump, sino por nuestros hijos”, ha señalado en la misma dirección el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, que ha advertido de que la UE es un socio “respetuosos” pero que debe ser “respetado”.
“Europa no puede cambiar el mundo, pero sí puede cambiarse a sí misma para hacer frente a un mundo cambiante”, ha expresado el primer ministro griego, Kyriakos Mytsotakis. “Lo que es importante es que nuestra voluntad permanezca abierta a trabajar junto a EEUU; también tiene que haber voluntad por su parte”, ha dicho el belga Alexander de Croo: “Europa está lista para valerse por sí misma, también desde el punto de vista de la seguridad”.
En la rueda de prensa tras la reunión, Orbán ha reconocido que ha habido “acuerdo” en que se debe reaccionar ante las elecciones en Estados Unidos. “Hubo acuerdo en que Europa tenga más responsabilidad en su seguridad. No podemos esperar que los americanos nos protejan”, ha dicho el primer ministro húngaro.
El mensaje, que se comenzó a fraguar en un desayuno de los embajadores de los 27 en plena resaca electoral y que pasa por centrarse en la propia actuación del club más que en lo que pueda hacer la potencia del otro lado del Atlántico, es compartido por los líderes de la UE y no sólo.
El más entusiasta con el regreso de Trump ha sido el albanés Edi Rama: “Ha habido mucha excitación, quizás no en la forma correcta, por su vuelta. Mi experiencia me dice que cuando fue presidente todo el mundo dijo que la OTAN sería más débil, y fue más fuerte. No nos pongamos histéricos antes de comprobar la realidad”.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, que llamó por teléfono a Trump tras su victoria, ha mantenido un tono bajo, pese a que uno de los principales análisis de las consecuencias de la vuelta a la Casa Blanca del republicano es la posibilidad de que cambie la posición de Washington respecto a Kiev, para quien la ayuda estadounidense es imprescindible. “Esperamos que América sea más fuerte. Este es el tipo de Estados Unidos que Europa necesita. Y una Europa fuerte es lo que América necesita”, ha expresado.
Pero Orbán ha aprovechado el altavoz que le otorgaba ser el anfitrión de la cumbre, con cientos de periodistas presentes, para sembrar la discordia con Ucrania al asegurar que hay distintas opiniones entre quienes “quieren la paz o continuar la guerra”, un binomio que él reduce a un alto el fuego como “precondición” para iniciar las conversaciones de paz o seguir proporcionando ayuda a Kiev. “Los que quieren paz son cada vez más”, ha dicho convencido de que el número se ha incrementado tras las elecciones estadounidenses.
“No”, ha zanjado Zelenski en una rueda de prensa justo después. No obstante, él mismo había lanzado el mensaje dentro de la sala de que no se pueden plantear ceder ante Putin. “Algunos de ustedes, presentes aquí, han abogado por que Ucrania haga concesiones a Putin. Es inaceptable para Ucrania y un suicidio para Europa”, ha defendido. Zelenski ha recordado que ese alto el fuego lo defiende precisamente un jefe de Gobierno que se opone a la entrada de Ucrania en la OTAN.
También el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, ha tenido buenas palabras para el presidente electo. “Es su éxito”, ha dicho sobre el aumento del gasto en defensa de los aliados. “Fue él quien nos estimuló a llegar al 2% [del PIB]”, ha recordado el holandés. Muchos países han llegado ya y su antecesor abandonó el puesto asegurando que ese porcentaje era un suelo. “Necesitamos hacer más”, ha reconocido Rutte.
Rutte tiene ya, además, una estrategia para intentar convencer a Trump de la necesidad de mantener a raya a Vladímir Putin ante el temor de los aliados de que patrocine un acuerdo que suponga la pérdida de soberanía de Ucrania sobre algunos de los territorios invadidos. “Cada vez más, Corea del Norte, China y Rusia están trabajando juntos contra Ucrania”, ha resumido el jefe de la OTAN, que ha asegurado que supone una “amenaza” para Europa, pero también en el Indopacífico y, por tanto, para Estados Unidos: “Espero sentarme con él y ver cómo navegamos colectivamente para enfrentarnos a esta amenaza y mantener a salvo nuestra parte del mundo”.