Perú, Chile y México, junto a otras naciones de América Latina, se encuentran en una de las zonas de mayor actividad sísmica en el mundo debido a su posición en el 'Cinturón de Fuego del Pacífico'. Esta área, que se extiende por las costas de América y el sudeste asiático, concentra cerca del 75% de los volcanes activos y genera el 90% de la actividad sísmica global. En países como Perú y Chile, la interacción de la placa de Nazca al deslizarse bajo la placa Sudamericana acumula energía en la corteza terrestre que, al liberarse, desencadena terremotos de gran magnitud. Un ejemplo de ello es el terremoto de Valdivia de 1960, que alcanzó una magnitud de 9.5 y sigue siendo el sismo más fuerte registrado hasta hoy.
México, por su parte, enfrenta constantes sismos debido a la convergencia de la placa de Cocos con la placa Norteamericana. Esta fricción tectónica generó terremotos devastadores, como el ocurrido en 1985 en Ciudad de México, con magnitud de 8.1, y el de 2017, que alcanzó 7.1 y ocasionó daños importantes en la capital. A raíz de la frecuencia y el impacto de estos eventos, los gobiernos de estos países implementaron sistemas de alerta temprana. México, en particular, cuenta con un avanzado sistema de alerta sísmica que es fundamental para salvar vidas al brindar segundos de aviso cruciales antes de los temblores.
El 'Cinturón de Fuego del Pacífico' es una vasta franja que rodea el Océano Pacífico, conocida por su intensa actividad sísmica y volcánica. Este cinturón, de aproximadamente 40,000 kilómetros, incluye las costas de América del Sur, América del Norte, Japón, Filipinas, Indonesia y Nueva Zelanda, entre otros puntos clave del sudeste asiático. Su alta sismicidad se debe a la convergencia de varias placas tectónicas, como la del Pacífico, la de Nazca, la de Cocos y la Filipina, que al interactuar provocan frecuentes terremotos y erupciones volcánicas en la región.
La relevancia del 'Cinturón de Fuego del Pacífico' se debe a su impacto directo en las poblaciones cercanas, expuestas a fenómenos naturales como terremotos y erupciones volcánicas. Estas áreas enfrentan riesgos constantes y, por ello, las comunidades deben estar preparadas para responder ante posibles desastres naturales. Asimismo, el cinturón es foco de investigación para geólogos y sismólogos, cuyo trabajo busca desentrañar los complejos procesos tectónicos y volcánicos de la zona, con el objetivo de mejorar las estrategias de prevención y reducir el impacto de estos eventos.
En América Latina, varios países enfrentan riesgos significativos debido a su ubicación en el 'Cinturón de Fuego del Pacífico'. Chile, Perú, Ecuador, Colombia y México son los más afectados, al estar sobre una zona tectónica activa que provoca frecuentes sismos y actividad volcánica. En Chile y Perú, la subducción de la placa de Nazca bajo la placa Sudamericana crea una de las áreas sísmicas más activas del mundo, alimentando una cadena de volcanes activos que representa un riesgo constante. Ecuador y Colombia también experimentan estos fenómenos naturales debido a la interacción entre placas tectónicas, lo que se traduce en actividad volcánica y temblores recurrentes.
México, situado en el extremo norte del Cinturón, enfrenta riesgos similares, especialmente en las regiones del Pacífico. Aquí, la interacción de la placa de Cocos con la placa Norteamericana genera intensos terremotos, como el trágico sismo de 1985, que dejó una marca profunda en la historia del país. Ante esta realidad, los países latinoamericanos en el 'Cinturón de Fuego' han implementado y perfeccionan continuamente sus protocolos de emergencia, enfocados en proteger a sus comunidades y mitigar el impacto de estos fenómenos naturales en infraestructura y vidas humanas.