Un antiguo bus de la línea 66 ha encontrado una nueva vida como el epicentro de la sazón norteña en Comas. Este peculiar local, estacionado en el cruce de la avenida Los Incas con Trapiche frente a un conocido grifo, atrae a comensales de diversos distritos, quienes acuden en busca de auténticos sabores piuranos. Aquí, la cocina vibra con el legado de dos emprendedores, quienes inspiró la transformación de un bus convencional en un huarique móvil que hoy se ha convertido en una parada obligatoria para los amantes de la gastronomía.
En un reciente video de YouTube de MarkoTk junto a Juanma, de Dilo Nomás, se ha dado a conocer el Búnker de la Tía Karlita, el cual encabeza la lista de los locales más originales en Comas, dado que captura la atención por su inusual emplazamiento: un bus de transporte reconvertido en cocina. Ubicado estratégicamente en el cruce de la avenida Los Incas con Trapiche, este food truck ofrece una experiencia culinaria auténtica con toques de la tradición norteña peruana.
Según Humberto Crisanto, uno de los fundadores, la idea surgió tras su experiencia en el área de transporte del Metropolitano. "Se me vino la idea de por qué no hacer un bus de 11 metros y convertirlo en cocina", explicó Humberto en una entrevista anterior con La República.
Detrás del innovador concepto de El Búnker de la Tía Karlita se encuentran Humberto Crisanto y su esposa Karla, una ingeniera de industrias alimentarias. Ambos decidieron emprender este proyecto hace 12 años, transformando un antiguo bus en un vibrante espacio gastronómico. Karla, al reflexionar sobre los inicios del negocio, compartió con La República: "Al principio, veía como una cosa de locos convertir un bus en una cocina; pero mi esposo me mostró cómo podíamos hacerlo realidad al sacar todos los asientos".
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El menú de El Búnker de la Tía Karlita destaca por su autenticidad y variedad, ofreciendo una selección de platos que son un homenaje a la cocina norteña de Perú. Entre los favoritos se encuentran los tamalitos verdes, conocidos por su sabor intenso y textura perfecta, y el seco de cabrito, que es elogiado por su sazón profunda y equilibrada. El ceviche, siempre presente en la carta, se sirve fresco, capturando la esencia del mar peruano.
Humberto Crisanto, fundador del local, afirma: "Lo que vendíamos fuera del Metropolitano en un día, ahora lo vendemos en dos horas", destacando la popularidad y aceptación de sus platos. Además, la chicha de jora no falta como acompañamiento, ofreciendo a los visitantes una experiencia culinaria completa y profundamente arraigada en las tradiciones del Perú.