Pregúntele usted a un operario de una refinería de petróleo de Oklahoma qué es eso de la 'gira por la libertad reproductiva' de Kamala. O a un albañil de Utah qué le pareció su discurso sobre la justicia climática y medioambiental. Los eslóganes del buenismo 'woke' son como las pipas de girasol: no mantienen, pero entretienen. Y usted podrá tener un discurso perfectamente montado sobre justicia social, ecologismo, racismo, igualdad y todo lo que quiera. Pero al final es, siempre fue, la economía. El pueblo estadounidense, pragmático por naturaleza, lo sabe. Primero aseguremos las cosas del comer y después ya hablaremos de lo demás. Por eso ha ganado Trump, pese a ser un gañán teñido de rubio, manifiestamente machista, racista,...
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