El santoral, también conocido como calendario litúrgico, es un libro religioso que contiene la lista de los santos reconocidos por la Iglesia Católica y que se celebra cada día del año. Más allá de una simple lista de nombres, el santoral representa un viaje fascinante a través de la fe, la historia y la cultura cristiana.
La Virgen de los Treinta y Tres es una pequeña escultura de madera que data del siglo XVIII y fue elaborada en el estilo característico de los indígenas guaraníes en la región de las misiones jesuíticas del Paraguay. La talla, de apenas 36 centímetros de altura, fue llevada a lo que hoy es Uruguay y con el tiempo se convirtió en una figura central de devoción católica. Su conexión con la historia del país nace en 1825, durante la lucha independentista, cuando los “Treinta y Tres Orientales” —un grupo de patriotas liderado por Juan Antonio Lavalleja que luchó por la liberación de Uruguay de Brasil— le dedicaron su causa y se reunieron frente a esta imagen antes de proclamar la independencia. Este acto la convirtió en un símbolo espiritual del movimiento libertador y, eventualmente, en un símbolo nacional para el pueblo uruguayo.
Reconociendo la importancia de esta imagen para los uruguayos, el Papa Juan XXIII designó a la Virgen de los Treinta y Tres como la patrona de Uruguay en 1962. Antes de eso, en 1961, el mismo pontífice había concedido el honor de su coronación en una ceremonia oficial, elevando aún más su estatus y consolidando su lugar en el corazón de los fieles. La coronación se celebró con una misa solemne que reunió a obispos, líderes eclesiásticos y autoridades nacionales en la ciudad de Florida, donde reside la imagen en la catedral que lleva su nombre. La devoción a esta Virgen ha perdurado en el tiempo y se expresa en el Día de la Virgen de los Treinta y Tres, celebrado el 8 de noviembre, así como en peregrinaciones y actos de fe en todo el país. Su presencia fue también resaltada durante las visitas del Papa Juan Pablo II a Uruguay en los años 1987 y 1988, donde destacó su relevancia espiritual y cultural.
Aunque la Virgen de los Treinta y Tres no ha experimentado un “exilio” en el sentido literal, ha vivido una historia de protección y custodia especial en momentos de crisis. Su imagen ha sido llevada en procesiones para pedir la intervención divina en épocas de epidemias, sequías y conflictos que afectaban al pueblo uruguayo, consolidando su rol como símbolo de esperanza y unidad. Durante estas épocas, la Virgen se ha convertido en un refugio espiritual para los uruguayos, quienes, especialmente en tiempos difíciles, han acudido a ella en busca de consuelo. La imagen permanece en la catedral de Florida, símbolo de la paz y la resiliencia del país, un emblema de su identidad y de la fe que los uruguayos depositan en ella, recordando que su historia sigue viva en la cultura nacional y en la devoción popular hasta el día de hoy.