Salieron en la mañana de este jueves del metro de Legazpi con adelanto sobre el horario previsto. El sano pueblo de Madrid, plena Arganzuela , le miraba con incredulidad y sin timidez. Cruzando el paseo de la Chopera, se escucharon gritos de «guapos, guapos», que eran correspondidos con un dedo en la chistera en los caballeros y un arreglarse la pamela en las damas. Todo para hacer aún más inmersiva la exposición 'La leyenda del Titanic' en la Nave 16 de Matadero. Los zapatos de charol relucían entre las nubecillas, y el pasajero de atrás de una moto, en el paso de cebra, advirtió al conductor de que esta zona de la ciudad había retrocedido, de repente, a los inicios...
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