El 25 de octubre llegaba Netflix, tras un gran esfuerzo promocional de la plataforma, ' La última noche en Tremor '. Rara vez vemos semejante apuesta por producciones españolas, pero los éxitos previos de audiencia de series patrias como ' La casa de papel ' y ' Memento Mori ' -aunque esta última en Prime Video- parecen haber elevado el caché español en los últimos años. La miniserie consta de ocho episodios y se basa en la novela 'La última noche en Tremore Beach' de Mikel González . Quizá la principal diferencia entre serie y novela sea la localización donde se desarrolla la acción. Mientras Santiago nos transportaba a la misteriosa costa irlandesa, Oriol Paulo , director de la serie, opta por la bellísima e igualmente misteriosa costa asturiana. La última noche en Tremor' nos descubre los sucesos y misterios que rodean la vida de Álex (Javier Rey), un afamado y galardonado compositor cinematográfico, que se retira a un pueblo perdido de la costa norte de España para recuperarse tras una serie de desengaños amorosos, familiares y profesionales. Una vez allí, Álex, comenzará a tener visiones extrañas sobre acontecimientos futuros que afectarán a sus vecinos María (Pilar Castro) y Leo (Willy Toledo) y su novia Judy (Ana Polvorosa). Empecemos por todo lo bueno que ofrece 'La última noche en Tremor'. En primer lugar, el altísimo nivel de producción, muy por encima de la media de lo que acostumbra a ofrecer el sector español. Fotografía cuidadísima, localizaciones que apoyan la sensación de misterio e intriga y una banda sonora instrumental basada en el piano que se convierte en un personaje más de la serie. El nivel de los personajes secundarios es sensacional en todo momento y, salvo una extraña decisión de caracterización, todos resultan creíbles y sólidos. Mención especial al trabajazo de Willy Toledo en la que quizá sea su mejor actuación hasta la fecha. La atmósfera de intriga y misterio con toques sobrenaturales hace que sea muy fácil engancharse y terminarla en un fin de semana hogareño. Ahí queda la enhorabuena por todo lo bueno. Ahora llegan los dos peros. Dos peros importantes que no llegan a descarrilar esta serie, pero a puntito se quedan. Por un lado, la sonorización de ' La última noche en Tremor ' es como mínimo deficiente: diálogos prácticamente inaudibles mezclados con músicas y efectos sonoros que podrían destruir los cristales de su salón. La diferencia de volúmenes es tal, que no ha habido ningún episodio en el que no haya habido que recurrir al mando varias veces para ajustarlo . Por no hablar de la desincronización de los diálogos y las imágenes en muchas escenas. Pecado capital en una serie en la que la música y la banda sonora tienen semejante peso. El segundo pero es la duración total de la serie en general y de varios de los capítulos en particular. A ' La última noche en Tremor ' le sobra metraje como para hacer otra serie. Hay flashbacks que se alargan hasta el infinito sin necesidad alguna, escenas que no aportan absolutamente nada a la acción y diálogos teatrales que estiran el chicle hasta el delirio. No exageramos si decimos que, de las nueve horas y media de producción, sobran como mínimo dos. A pesar de los dos grandes peros, ' La última noche en Tremor ' es una serie entretenida, agradecida y con más puntos a favor que en contra que marca el camino a seguir para futuras producciones españolas que busquen el éxito internacional. Incluso con sus lunares, merece la pena.