El estallido de Paiporta ante los Reyes debería ser el punto de inflexión de la crisis política sobrevenida tras la tragedia valenciana. La señal para que la clase dirigente se diese cuenta de que su inoperancia ha provocado en la opinión ciudadana una profunda, gravísima grieta de confianza . El deterioro reputacional de los representantes públicos está en cotas más altas de las que alcanzó el agua de la riada, y ya no es el crédito de las élites sino el del sistema en su conjunto el que queda bajo amenaza. La sensación de fracaso institucional completo se parece mucho a la de la recesión de 2008 y queda poco margen para disiparla: o se actúa ya, de inmediato, con...
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