Nunca el Atlético de Simeone había estado tan lejos del líder a estas alturas de la temporada. Nunca había dado la Liga por perdida tan pronto, acabando octubre y a diez puntos del Barcelona. Cuarto en la Liga, con dos derrotas en tres partidos de la Liga de Campeones –ahora estaría fuera de la siguiente ronda– y arrastrando una imagen lamentable después de la derrota contra el Betis.
El año pasado el Atlético era líder en la jornada 11, pero no tardó mucho más en caer. Ha habido equipos de Simeone que han marcado menos goles –lleva 16 y en 2020/21 había marcado 11–, otros que llevaban menos puntos –suma 20 y en la 21/22 tenía uno menos, pero ninguno ha dado esta sensación de vulnerabilidad a pesar de ser el menos goleado de la Liga.
Una tendencia que se acrecienta desde la lesión de Le Normand. En los ocho partidos que ha jugado entre Liga y Champions el Atlético ha encajado seis goles. En los seis que se ha perdido, su equipo ha recibido once.
La sensación es que las ideas del Cholo Simeone ya no llegan a sus futbolistas. El Atlético ha perdido la identidad que le llevó a jugar dos finales de Champions y a ganar dos Ligas. Fue precisamente el último título liguero el que marca el punto de caída de los rojiblancos.
«Siempre pensé que el látigo no existe más, es tiempo pasado. Ahora la gente se relaciona por conexión, por hablar, por entender, por sentirse representada en lo que hace desde el juego, y creo que ese es el camino», dice el Cholo antes de enfrentarse al Vic en la primera ronda de la Copa. Un rival de la primera regional catalana que debe servir para subir el ánimo a los futbolistas y a los aficionados. «Somos personas y no creo que un futbolista se olvide de jugar a la pelota o de hacer goles. Hay que generarle esa tranquilidad, esa confianza para sentirse fuertes. El látigo es una etapa antigua que ya creo que quedó atrás», añade el Cholo.
Tampoco los incidentes en el derbi han ayudado al equipo. Desde entonces solo ha ganado un partido –al Leganés– ha empatado otro y ha perdido tres. «Tranquilidad» es lo que echa en falta el entrenador del Atlético. El único partido que ganaron es en el que el sector que ocupa el Frente Atlético en el Metropolitano estaba vacío por sanción.
«Está claro que en el fútbol, más allá de la intensidad, el entusiasmo, las ganas o la energía que uno tiene que poner, tiene que tener la calma para poder jugar, porque, si no tiene calma, evidentemente es muy difícil jugar», dice Simeone.
Todo esto llega en la temporada en la que más dinero se ha gastado en fichajes. 183,5 millones ha invertido en Julián Álvarez, Gallagher, Le Normand y Sorloth, a los que hay que añadir el millón y medio de la cesión de Musso.
«Después de bastante tiempo, han llegado cuatro futbolistas importantes que tenemos que gestionar y sacar lo mejor de ellos para que nos ayuden. En esta última etapa atravesamos lesiones que nos han perjudicado; evidentemente, chicos como Robin [Le Normand] o como Barrios, sobre todo, que lo venían haciendo muy bien, nos han faltado y tenemos que buscar cómo compensar estas ausencias y, al mismo tiempo, elevar el nivel de mis futbolistas», analiza Simeone.
La del Betis era la primera derrota de la temporada en la Liga, pero la sensación es que esa derrota podía haber llegado mucho antes, casi en cualquier partido. Aunque también ha sacado puntos en varios en los últimos minutos. «Casi todas las situaciones de gol que ellos han tenido fueron pérdidas nuestras», dice el entrenador rojiblanco de la derrota en Sevilla, que solo encuentra una solución: «Trabajar».
Y mucho trabajo tiene por delante para poder dar la vuelta a un equipo al que le falta la fe.