El último 17 de octubre de 2024, Estados Unidos llevó a cabo la ejecución de Derrick Dearman, un hombre que cometió uno de los crímenes más atroces en la historia reciente del estado de Alabama. En 2016, este sujeto asesinó a cinco miembros de la familia de su exnovia, un acto que estremeció a la comunidad y despertó el interés de los medios nacionales. La ejecución, realizada mediante inyección letal, fue la culminación de un largo proceso judicial que puso fin a uno de los casos más impactantes de violencia familiar en el país.
Derrick Dearman fue condenado por haber irrumpido en la casa de su exnovia, ubicada en Citronelle, Alabama, en agosto de 2016. Armado con un hacha y un rifle, Dearman llevó a cabo un ataque brutal contra cinco personas que se encontraban durmiendo en el lugar. Entre las víctimas, se encontraban una mujer embarazada y varios miembros de la familia de la expareja de Dearman, quienes habían ofrecido refugio a la joven tras su ruptura con el agresor. El crimen dejó a toda la comunidad en estado de shock y marcó el inicio de un largo proceso judicial que finalmente llegó a su desenlace con la ejecución del culpable.
La madrugada del 20 de agosto de 2016, Derrick Dearman irrumpió en la casa donde se encontraban su exnovia, su hermano y varios familiares. La relación entre Dearman y su exnovia había terminado semanas antes, y la familia de la joven le había dado refugio en su casa. Sin embargo, aquella noche, Dearman decidió regresar, con la intención de llevarse a la fuerza a su expareja.
Equipado con un hacha y un rifle, Dearman ingresó a la vivienda y atacó a los ocupantes mientras dormían. Las víctimas, Joseph Turner, Shannon Randall, Robert Brown, Justin Reed y Chelsea Reed (quien estaba embarazada), no tuvieron oportunidad de defenderse. Tras asesinar a las cinco personas, Dearman secuestró a su exnovia y la obligó a acompañarlo durante la huida. Días después, se entregó a las autoridades.
Tras el crimen, Dearman huyó junto a su expareja, quien más tarde sería liberada sin sufrir daños físicos. Durante su fuga, Dearman comenzó a sentir el peso de sus actos y se entregó voluntariamente a la policía días después. Confesó los asesinatos, detallando cómo había planeado y ejecutado el crimen con frialdad y precisión. Su arresto marcó el inicio de un largo y complicado proceso judicial.
El juicio del sentenciado fue seguido de cerca por los medios locales y nacionales debido a la brutalidad del caso. Durante ello, la defensa argumentó que Dearman sufría de problemas mentales, pero el jurado no aceptó esta justificación. En 2017, fue declarado culpable de cinco cargos de asesinato en primer grado, entre otros delitos. El tribunal lo sentenció a la pena de muerte, decisión que fue ratificada en 2020 tras varias apelaciones fallidas.
La ejecución de Derrick Dearman, llevada a cabo mediante inyección letal, fue realizada en la prisión de Holman, en Atmore, Alabama. Este tipo de ejecuciones han sido motivo de debate en Estados Unidos, un país donde la pena de muerte sigue siendo un tema controversial. Mientras algunos defienden la medida como una forma de hacer justicia en casos de extrema violencia, otros abogan por la abolición de esta práctica.