Los sucesos acaecidos esta última semana en las Tres Mil Viviendas han vuelto a poner sobre la mesa la necesidad de actuar para regenerar este enclave tan deprimido de Sevilla que se mantiene año tras año como el más pobre de España. La conflictividad social y marginalidad de las zonas más degradadas del Polígono Sur ―las barriadas Murillo y Martínez Montañés , concretamente―, marcadas por las drogas y las armas de fuego , han reavivado el debate social sobre la falta de seguridad y la insostenibilidad de una situación que se alarga en el tiempo sin aparente solución. El alcalde, José Luis Sanz , ha planteado la propuesta, compartida por el Comisionado del Polígono Sur, de derribar bloques de pisos que estén deshabitados o que sólo sirvan para cultivo de drogas para, en su lugar, levantar zonas verdes , nuevas viviendas e instalaciones públicas con las que regenerar el barrio. Ahora bien, ¿cómo es recorrer Las Vegas a pie? ¿Es todo tan terrible como se dice? Muchos sevillanos no han pisado nunca el kilómetro cero de la marginalidad en la capital hispalense, pero hay personas que se han adentrado en los últimos años en estas barriadas para mostrar al resto la realidad que viven sus vecinos cada día. Es el caso de Óscar 'el Domi' , como denomina en su canal de YouTube Óscar de León, un intrépido dominicano que lleva desde 2011 viviendo en Sevilla y que dedica su tiempo libre a visitar cámara en mano barrios andaluces conocidos por su conflictividad para acercarse a su gente, darle voz y acabar con la leyenda negra en los casos en los que sea posible. Una leyenda negra que, en efecto, pesa mucho, como ha reconocido al atender a ABC de Sevilla : «Lo que se comenta fuera del barrio es aterrador» . Sin embargo, cuando se decidió a sumergirse en el mismo, la sensación fue totalmente distinta: «Todos sabemos lo que acontece en el barrio, pero yo no he tenido ninguna mala experiencia. El trato que he recibido de las personas a las que me he acercado para conversar ha sido impresionante, muy cercano. Podría decirse que he tenido suerte de haberme encontrado con esa gente», algo que pueden certificar sus casi noventa mil seguidores. Óscar ha presenciado peleas de gallos , reuniones familiares poco receptivas a ser grabadas, hogueras y más de una y de dos advertencias acerca del peligro que entraña meterse solo en esta zona con una cámara de vídeo. No obstante, el creador de contenido no se ha sentido nunca en una situación de vulnerabilidad y miedo en las Tres Mil: «El barrio en sí no es malo, es un tipo concreto de personas que, cuando yo voy, no están. Esas personas no se exponen , sabiendo a qué tipo de actividades se dedican prefieren no mostrarse». A su juicio, el problema de base de estas barriadas sevillanas es una cuestión de educación y formación ciudadana . Lo que falta es mucha educación, que es lo que podría cambiar el barrio, algo que le recuerda a otras zonas deprimidas de otras localidades andaluzas. «Con educación me refiero a respetar las normas, las obligaciones que tenemos las personas adultas. Y lo mismo con el empleo digno: la mayoría viven el día a día y transmiten esas costumbres y esa forma de vida a sus hijos, que entienden que no hace falta tener una responsabilidad laboral , que no hay que estudiar ni trabajar». Por ello, alberga pocas dudas acerca de que el foco por parte de las administraciones públicas debería ponerse en «la educación de los más pequeños, que es la forma de que la situación cambie a largo plazo». Algo para lo que, evidentemente, necesitan oportunidades y un entorno familiar y urbano que lo fomente: «Creo que se han hecho esfuerzos, es muy importante el papel de los espacios deportivos y centros socioculturales dentro del barrio». La delicada situación de las Tres Mil Viviendas, eso sí, no es algo que pueda solucionarse de un día para otro , señala Óscar. Para acabar con el protagonismo de la droga, para que deje de haber tiroteos, «tienen que pasar generaciones». Algo que se ralentiza aún más, señala, si sólo se produce un acercamiento de gran parte de la ciudadanía, las instituciones y los medios al barrio cuando ocurren estas cosas. «Es un asunto muy complejo. Por mucho que se actúe, la mejoría va a tardar, como mínimo, treinta años. Tiene que haber un cambio generacional en cuanto a la educación. A partir de ahí se podrán ver cambios sustanciales». Una carrera de fondo para acabar con la marginalidad y regenerar un barrio cuyos vecinos merecen más que vivir entre incautaciones de drogas y tiroteos.
