Las placas de vitrocerámica son de las más utilizadas en todos los hogares. Son prácticas y fáciles de limpiar, pero hay que tener en cuenta una serie de consideraciones para mantenerlas como el primer día
¿Cómo debo limpiar mi campana extractora?
La cocina es una de las estancias del hogar donde más suciedad y grasa tienden a acumularse. La nevera, el horno, el microondas, la campana extractora y, por supuesto, la placa donde cocinamos son los electrodomésticos que más se manchan, y en los que tenemos que concentrar más nuestra atención para evitar que esa suciedad termine incrustada y a la larga sea más difícil terminar con ella.
No hay que perder de vista, además, que los restos de alimentos, aceite y otros líquidos que pueden terminar vertidos en la cocina pueden ser un foco de basterias e infección. Mantener las áreas donde manipulamos la comida limpias no es solo cuestión de estética, es también muy importante para garantizar las condiciones óptimas a la hora de cocinar sin que pueda suponer un riesgo para nuestra salud.
Aunque en las cocinas profesionales la reina sigue siendo la cocina de gas, con sus fogones de fuego, en muchos hogares se opta ya por la vitrocerámica o las placas de inducción. Cada sistema tiene sus pros y sus contras:
Ahora que hemos repasado los distintos tipos de cocinas que podemos encontrar en el mercado y sus pros y contras, vamos a darte una serie de trucos para mantener limpia tu cocina de vitrocerámica. Como para cualquier otra zona de la casa, hay productos específicos muy eficaces para su limpieza diaria pero vamos a darte una serie de trucos caseros que también son infalibles.
Lo primero que tienes que saber es que la vitrocerámica al ser de cristal es bastante delicada y no vale cualquier estropajo para limpiarla. Si usas uno de los verdes o los metálicos es probable que consigas limpiar los restos de suciedad, pero dejando totalmente rayada su superficie. De hecho, lo mejor para limpiar la vitrocerámica son las esponjas, o bien trapos especiales para esta zona de la cocina, junto con las rasquetas que sirven para eliminar restos de comida y quemaduras.
Y por otra parte, mantener una limpieza de forma constante es una de las principales claves para no verte después con una placa llena de suciedad, de restos de alimentos quemados o la típica mancha blanca que tanto afea nuestras vitrocerámicas. Parece obvio, pero además en el caso de la cocina es más importante si cabe que la limpieza no se nos vaya de las manos. Ahora sí, unos cuantos trucos:
Por supuesto, siempre hay que esperar a que las placas de vitrocerámica estén apagadas y totalmente frías para proceder a su limpieza para evitar accidentes caseros. Solo hay dos casos en los que podemos saltarnos esta regla: si se nos ha derramado un líquido o si se ha pegado papel de aluminio o plástico, ya que si no lo limpiamos de inmediato luego puede ser muy complicado.
En este caso lo que haremos será cubrir la mancha con jabón y -ahora sí- esperar a que se enfríe para eliminar los restos con una rasqueta.