Después de haber perdido la puja con Newsan por los activos locales de P&G, Molinos Río de la Plata, una de las principales alimenticias de la Argentina, sigue a buscando activos para comprar y expandir su portafolio de negocios hacia, en palabras de ejecutivos de la empresa, "todo aquello que se venda en una góndola de supermercado".
En tal sentido, el actual buque insignia del Perez Companc Family Group tiene dos mercados definidos: alimentos para mascotas y productos de higiene y limpieza, dos categorías en las que hoy no tiene presencia.
"La estrategia de mediano y largo plazo del grupo es crecer. En alimentos, ya tiene un tamaño que le permite hacerlo sólo a través de nichos en los que encontramos alguna oportunidad, como la compra de Sibarita (pizzas congeladas) o, hace un par de años, la de La Salteña (tapas para tartas y empanadas). Sus mayores posibilidades vienen por el lado de adquisiciones en nuevos negocios", comentaron fuentes cercana a la empresa durante el Coloquio de IDEA.
El grupo Perez Companc compró Molinos Río de la Plata en 1998. Es una de las principales alimenticias de la Argentina, con un portafolio de marcas que incluye a Granja del Sol, Exquisita, Lucchetti, Matarazzo, Preferido, Vitina, Cocinero, Lira, Blancaflor, Nobleza Gaucha, Favorita, Don Vicente, Don Felipe, Chocoarroz, Nieto Senetiner, RucaMalen, Minerva, Gallo, Terrabusi (pastas) y Arlistán. En 2023, facturó $ 432.855,9 millones, con 2500 empleados. En seis meses de 2024, tuvo ingresos por $ 391.029 millones, un crecimiento del 2,9% contra igual período de 2023. Pero, por la retracción que experimentó el consumo por las correcciones macroeconómicas del gobierno de Javier Milei, sus volúmenes entregados cayeron 8,1% y su resultado operativo bajó 29,2%, a $ 7374 millones.
"La mencionada caída en el volumen de ventas está levemente por debajo de los indicadores de consumo registrados por las principales consultoras especializadas", consignó Molinos en su reseña informativa.
En mayo, la empresa modificó su estatuto para eliminar la palabra "alimenticios" a los productos de consumo masivo que produce y vende, según su objeto social. Incluyó artículos "de consumo animal y/o productos de cuidado e higiene personal y/o para el cuidado de la salud de venta libre y/o para el cuidado y la limpieza del hogar". Mencionó explícitamente a los "alimentos balanceados de animales". También, incorporó "la fabricación, venta, distribución y/o transporte de artículos de limpieza".
El timing no fue casualidad. En esos días, Molinos pujaba por quedarse con los activos locales de P&G. Ya había hecho su oferta. La balanza, finalmente, se inclinó por Newsan, que continuó su camino de diversificación productiva con la fábrica de pañales y toallitas femeninas de San Luis y la gestión de marcas como Gilette, Pampers, Always, Head & Soulders y Oral-B, además de la facultad de incorporar otras etiquetas de la estadounidense que aún no se venden en el mercado local.
En el grupo Perez Companc, se lamentan por lo cerca que estuvieron de ese deal, que matcheaba con su intención de ampliar su oferta a "todo lo que se venda en una góndola", con la oportunidad de aplicar todo su expertise en consumo masivo para potenciar esos activos. Sobre todo, después de cinco años y medio que P&G no había introducido marcas nuevas en el país, apunta otro conocedor del trasfondo de su salida de la Argentina.
Por eso, ahora continúan monitoreando oportunidades. Reconocen que no es fácil. Por un lado, porque tanto en alimentos para mascotas como en productos de limpieza e higiene personal, no hay tantos activos "adquiribles" disponibles en el mercado local para una empresa del perfil de Molinos, cotizante en bolsa. Y el resto -sobre todo, en la primera categoría- tiene niveles de informalidad o potenciales contingencias que les quitan atractivo para comprar.