El oro lo ha vuelto a hacer y ayer se anotó otro récord - el enésimo este año- al situarse por encima de los 2.700 dólares (2.489 euros); exactamente, alcanzó los 2.704,89 dólares en el comercio matinal de Asia, por encima de su récord anterior de 2.688,83, que ya llegó a las cabeceras informativas apenas el jueves. Lo mismo pasó en septiembre (2.570 dólares), o en mayo (2.441 dólares). Lo que dicen estos resultados es que los inversores siguen teniendo al metal precioso por un valor seguro al que recurrir como refugio cuando la estabilidad monetaria no está garantizada. Precisamente, el récord de hoy se produce un día después de que el BCE acordara una nueva bajada de los tipos de interés (la tercera este año, que deja el tipo principal en el 3,25%). El objetivo de la institución que preside Lagarde es animar la economía de la eurozona por vía de la relajación monetaria, y ese mecanismo siempre impulsa al alza el metal precioso, entre otras cosas por el temor a la inflación. Otros factores que han incrementado la compra de oro han sido la incertidumbre en torno a los riesgos geopolíticos derivados de los conflictos en Oriente Medio, donde Israel combate a Hamás en Gaza y a Hezbolá en el sur de Líbano, desatando temores de un conflicto regional que involucre a Irán, y para con las elecciones presidenciales de EE.UU . Igualmente, otro factor que señalan los analistas es la preocupación en torno a la guerra en Ucrania, que también ha propiciado un aumento en la búsqueda de inversiones seguras.