Desde 2013, los criterios para un retiro con el 100% de la pensión han estado cambiando cada 1 de enero en España. La finalidad de dichas modificaciones es realizar un plan progresivo enfocado en mejorar la calidad de vida de los pensionistas, incluso si esto conlleva subir paulatinamente la edad de jubilación hasta llegar a los 67. Para 2025, tal y como se ha venido realizando, se esperan cambios importantes, entre ellos el complemento de brecha de género, que supondrá un aumento adicional del 10% en las pensiones, además del ajuste anual basado en el Índice de Precios de Consumo (IPC).
La pensión del 100% se alcanza tras 38 años y tres meses de cotización (para jubilarse a los 65 años), o tras haber cumplido los 66 años y ocho meses. Si bien la suma depende de la base de cotización, las mujeres pensionistas, en particular, podrían beneficiarse de una jubilación más justa y alineada para disminuir la disparidad salarial que históricamente ha afectado a las mujeres a lo largo de su vida laboral.
En 2025 se empieza a aplicar una nueva medida, introducida dentro del segundo paquete de medidas de reforma de las pensiones. A partir del 1 de enero del año que viene, la pensión máxima se revalorizará con el IPC más 0,115 puntos porcentuales adicionales. Esta subida de las pensiones se mantendrá cada año entre 2025 y 2050.
Desde 2051 y hasta 2065, se producirán incrementos adicionales, para que al final del periodo la pensión máxima haya subido de manera acumulada un 20%. En 2024 la pensión máxima se sitúa 3.175,04 euros mensuales en 14 pagas (44.450,56 euros anuales).
Como se mencionó anteriormente, las mujeres verán un aumento considerable en lo que reciben de pensión, con un incremento del 10% fuera de la revalorización en función del IPC. Es decir, para aquellas miles de mujeres que se vieron obligadas a reducir su jornada en varios periodos para cuidar a sus hijos y, por ende, su cotización y salario se vieron afectados. Por ejemplo, si su pensión mensual es de 1.200 euros, con el 10% adicional estaría alcanzando un total de 1.320 euros.
En cuanto a las pensiones contributivas, que incluyen jubilación, incapacidad permanente y viudedad, el ajuste anual seguirá estando vinculado a la variación del IPC. El aumento exacto para 2025 se determinará con base en el IPC interanual entre diciembre de 2023 y noviembre de 2024. Este dato, que se espera conocer el próximo mes, permitirá establecer el incremento preciso que recibirán los pensionistas en el próximo año. En años anteriores, las pensiones han experimentado incrementos notables, como el 3,8% en 2024 y el 8,5% en 2023.
Se sabe de antemano que las pensiones máximas verán un ajuste adicional de 0,115 puntos porcentuales sobre el IPC gracias a una medida que aplicará de forma anual entre 2025 y 2050, permitiendo que las pensiones máximas crezcan de manera significativa. Las previsiones sugieren que las pensiones contributivas podrían revalorizarse en 2025 en torno al 3,06%, ajustándose así al aumento del coste de vida previsto.
Las pensiones mínimas de jubilación y viudedad también se beneficiarán de una subida superior al IPC, con la intención de alcanzar el 100% del umbral de pobreza para 2027. En otras palabras, para titulares de 65 años o más sin cónyuge, 11.552,80 euros anuales; con cónyuge a cargo, 14.466,20 euros anuales; y con cónyuge no a cargo, 10.966,20 euros anuales.
En el caso de las pensiones no contributivas, que incluyen las prestaciones por jubilación, invalidez y el Ingreso Mínimo Vital (IMV), se busca llegar al 75% del umbral de pobreza, por lo que el importe anual para estas pensiones se fija en 7.250,60 euros, lo cual representa una revalorización del 6,9% respecto al año anterior.