Este jueves no fue un día fácil para un fiscal general del Estado que, acostumbrado a las loas por parte de los equipos de los que se rodea -uno de los principales errores que ha cometido, como reconocen veteranos y prestigiosos miembros del Ministerio Público de perfil progresista-, se vio obligado a confrontar su decisión de permanecer en el cargo, pese a la imputación del Tribunal Supremo (TS), con la Junta de Fiscales de Sala y con el Consejo Fiscal. El resultado fue la fractura en torno a su renuncia, que si bien se esperaba que la pidiera el segundo de estos órganos, que representa a la carrera y en el que seis de sus nueve vocales electivos son de...
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