Para quienes están aprendiendo español o incluso para los hablantes nativos, una de las letras más "chulas" de nuestro abecedario siempre ha sido "i griega", una forma de identificar a la letra "Y". Desde niños nos enseñaron esta nomenclatura, pero la realidad es la "i griega" no existe.
Durante mucho tiempo, el uso de "i griega" para referirse a la letra "Y" ha sido tan común que pocos se han cuestionado su verdadera razón de ser. Este nombre se originó por la similitud fonética y visual entre la "Y" y la "I", de ahí que en muchos contextos se emplee la referencia de "griega" para distinguir ambas letras. Sin embargo, esta costumbre genera confusión para los que están aprendiendo español como lengua extranjera.
El problema de seguir llamando "i griega" a la letra "Y" radica en que se está utilizando otra letra, la "I", como referencia. Esto puede confundir a estudiantes de español que ya están lidiando con la distinción entre estas dos letras en pronunciación y uso. Si pensamos en los hablantes de otros idiomas, particularmente aquellos que no usan el alfabeto latino, la confusión es aún mayor. La "I" y la "Y" pueden sonar diferentes o incluso no tener relación alguna en sus sistemas lingüísticos, lo que agrava la dificultad de comprensión.
Incluso para los hispanohablantes nativos, la lógica detrás de "i griega" puede resultar poco práctica. En las regiones donde se emplea más la letra "Y" con sonido consonántico, como en "yema" o "yo", su asociación con la vocal "I" no tiene sentido lógico. En consecuencia, persiste un desajuste entre cómo se llama y cómo se usa realmente esta letra en la lengua.
Ambas instituciones, abogan por el uso del nombre correcto y oficial de la letra "Y" que es "ye".
Esta recomendación no es reciente, pues la RAE lleva años promoviendo que la letra "Y" se llame simplemente "ye". Este cambio busca evitar el uso de otra letra para hacer referencia a la "Y", simplificando el aprendizaje y la enseñanza del idioma.
En realidad, la "i griega" nunca existió como tal, al menos no oficialmente. Se trataba de una convención coloquial que con el paso del tiempo se consolidó en la enseñanza del idioma, pero que nunca fue la denominación correcta de la letra "Y".
Hoy en día, el nombre que la RAE y la ASALE reconocen es "ye", una palabra sencilla que no provoca malentendidos y que encaja perfectamente en la estructura del abecedario. Así que, la próxima vez que te refieras a esta letra, recuerda: no es "i griega", es "ye".