El problema de la okupación continúa generando situaciones de despesperación en muchos lugares de España. En Portugalete , Vizcaya, la historia de Amaya ha saltado de los medios locales a los nacionales por lo dramático de su caso. Esta mujer, desempleada con tres hijas menores a su cargo –de 17, 6 y 5 años– tiene en esta localidad vasca un piso en propiedad, que aún está pagando, y que tiene alquilado porque por circunstancias personales se marchó hace un tiempo a vivir a Extremadura. Sin embargo, la mujer que habita su vivienda, una madre soltera junto a su hija, no paga el alquiler desde hace meses. Ese es el motivo por el que Amaya, que apenas percibe 907 euros de subsidio por desempleo y tiene alrededor de 700 euros en gastos entre hipoteca y otros gastos de su piso, decidió protestar frente al Ayuntamiento de Portugalete pidiendo limosna para dar visibilidad a su caso y al problema de la okupación. Esta mujer trabajó durante años como camarera para poder acceder a comprarse un piso, con ayuda de su madre que contribuyó con la entrada. Cuando se marchó a Extremadura recibió la llamada de la inquilina actual que, aparentemente desesperada y con una hija menor, necesitaba un lugar para vivir que no encontraba. Ahora, cuenta Amaya a medios locales, tanto la mujer como la hija, en edad universitaria, tienen edad para trabajar y, sin embargo, viven sin problema al no pagar la renta del piso. «Yo le pido de renta lo que pago de hipoteca. Yo no me quiero lucrar con ese piso porque quería sacarlo adelante. Ahora lo que quiero es vendérmelo, quitarme este disgusto de encima para mí y para mi familia. Yo le di ayuda porque yo tengo una niña de 17 años , cuando me dijo que era madre soltera, que necesitaba salir de donde estaba, pues la ayudé. Y no me arrepiento de ayudar, la verdad», ha contado en Trece . No se arrepiente de haberla ayudado en su momento, aunque ahora la situación es insostenible: «Ella está trabajando en un local de Portugalete, en un restaurante y está trabajando media jornada, supuestamente. Sé que está trabajando porque la he visto en su lugar de trabajo . La hija de esta señora va a la universidad. Yo no pude ir a la universidad», explica. «Yo no quiero que me mantenga ni mi madre, ni mi pareja, ni mi hermano, porque es su vida y yo soy adulta como para sacarme mi vida adelante. Nadie me tiene por qué mantener a mí, ni yo por qué mantener a nadie . Esa no, yo creo que no es mi obligación», añadió, en su intervención en la citada emisora. Y concluye con una reflexión: «¿Por qué nos obligan a las personas que hemos hecho las cosas bien, hemos trabajado honradamente, hemos pagado nuestros impuestos, por qué nos castigan así? Si yo no quiero mal para nadie, no quiero mal para esa chica . Ojalá le vaya bien a ella, a su hija, pero ¿por qué están haciendo esto con nosotros? ¿Por qué nos castigan cuando lo hemos hecho bien?», sentencia.