Según S&P Global Ratings, los defaults soberanos serán cada vez más frecuentes en la próxima década, a medida que los países más pobres tengan que hacer frente a la considerable carga de la deuda y al legado de los altos costos de los préstamos.
Aunque las tasas de interés mundiales están ahora a la baja, y países como Zambia y Sri Lanka están saliendo por fin del default, muchos países se han quedado con escasos recursos para hacer frente al servicio de la deuda en moneda extranjera y con poco acceso al capital.
"Debido al aumento de la deuda y de los costos de endeudamiento en divisas fuertes... en los próximos 10 años, los soberanos incurrirán en defaults de deuda en divisas con más frecuencia que en el pasado", afirma la agencia de calificación en un informe.
La advertencia se produce en un momento en que muchos países que intentan salir del default luchan por conseguir acuerdos de un grupo de acreedores cada vez más dispar y acceder a un alivio suficiente para evitar otra crisis de deuda.
Países endeudados como Kenia y Pakistán han evitado por poco el default gracias a nuevos rescates del FMI y otros préstamos este año. Pero siguen sin poder acceder a los mercados de bonos para refinanciar sus deudas, dados los costos de endeudamiento de dos dígitos que muchos gobiernos similares tienen que pagar.
Este mes, Ghana salió del default al completar una reestructuración de sus bonos en dólares que impuso una quita del 37% a los acreedores. A principios de este año, Zambia puso fin a una saga de reestructuraciones de cuatro años, mientras que se espera que el nuevo gobierno de Sri Lanka concluya pronto un acuerdo para poner fin a un default de bonos de 2022.
Ucrania también concluyó la reestructuración de más de u$s20.000 millones de deuda -la mayor desde Argentina en 2020- sustituyendo una suspensión de pagos que se concedió tras la invasión de Rusia en 2022.
Sin embargo, Zambia, Sri Lanka y Ucrania han acordado aumentar los pagos de sus bonos reestructurados si cumplen los objetivos económicos en los próximos años, lo que complica la cantidad de alivio que finalmente necesitarán o recibirán.
Los países que salen de reestructuraciones de deuda tienen calificaciones más bajas que en el pasado, según Frank Gill, especialista en deuda soberana de Emea de S&P Global Ratings. "Eso apunta a la posibilidad de que se repitan los incumplimientos".
El nivel de defaults también dependía de las decisiones fiscales de los países y de la medida en que pudieran atraer capital extranjero, como inversión extranjera directa, para ayudar a cubrir los déficits por cuenta corriente, añadió Gill. Pero hay pocos indicios de un gran impulso de esta última, dijo.
S&P Global Ratings señaló que, si bien no existía una única señal de alerta temprana de un default soberano, sí se observaba que los gobiernos dedicaban, en promedio, una quinta parte de sus ingresos al pago de intereses en el año anterior a dejar de atender el servicio de la deuda.
Entre los países que afrontan grandes vencimientos de deuda en relación con sus reservas el año que viene figuran Maldivas, que recientemente obtuvo un rescate de la India, y Argentina.
El gobierno argentino afirmó que puede conseguir los dólares necesarios para hacer frente al pago de unos u$s11.000 millones en bonos extranjeros que vencen el año que viene, a pesar del limitado acceso a los mercados mundiales, la presión sobre las reservas y los inminentes pagos al FMI.
El mes pasado, el Presidente Javier Milei también aprobó un decreto para permitir el canje de deuda vencida por deuda nueva a tasas de interés de mercado sin aprobación legislativa previa.
En la próxima década, el aumento de este tipo de recompras y operaciones similares significa que "la naturaleza de los defaults probablemente va a ser mucho menos convencional", dijo Giulia Filocca, analista senior de calificaciones soberanas de S&P.
"Cada vez más, vemos operaciones de recompra que pueden no parecer un default", pero que la agencia puede clasificar como un canje en dificultades si se hace para evitar un incumplimiento completo, dijo.
