Nunca he creído que el poder de la realeza emana de Dios. Los Reyes a los que rindo pleitesía desde niña son los Magos de Oriente y defiendo que el poder y la libertad brotan del pueblo, que todos somos iguales ante la ley. Por ello, porque la Constitución garantiza la intimidad de cada individuo, me parece asquerosa la difusión y utilización de las conversaciones privadas del rey Don Juan Carlos I, grabadas de manera clandestina, ilegal, por una vedette compañera eventual de cama que se ha procurado unos milloncejos a costa de chantajear a la Casa Real vendiendo sus miserias. Porque más allá de la miseria moral que destila esta campaña basada en líos de sábanas, creo que a...
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