En rigor, Iniesta y Nadal no se han despedido del deporte respectivo sino del recreo de mi juventud, con lo que ya voy quedándome sin nadie en la vida feliz, descapotable, y algo indocumentada. Ya no me queda nadie en los patios del fútbol de mi infancia, pero tampoco me queda nadie en las traseras soleadas de anteayer, cuando Rafa le daba anchura inolvidable a una tarde entre las tardes o bien Iniesta metía por nosotros el gol que nos hizo campeones de Mundial . Decía el poeta que vivir es ver volver, y yo ya llevo una vida de regreso, que es como decir que cargo más soledad que amigos, porque los amigos se mueren, o se apartan del...
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