Harvey Colchado, el Cazador, ha sido relegado a una posición operativa al interior de la Policía. ¿Se trata de una venganza por algunos hechos que lo colocaron frente a operaciones policiales contra la presidenta Boluarte y su hermano Nicanor? El tiempo lo dirá y allí estaremos para reclamar una investigación imparcial y justa.
Por lo pronto, hay audios y testimonios que permiten establecer que había molestia en Palacio de Gobierno debido a las acciones que desde la Diviac –en colaboración con el Eficoop– se adoptaron para impedir impunidad en torno a varias denuncias de corrupción contra la mandataria y su hermano, que a la fecha no están todavía esclarecidas.
Conversaciones telefónicas desde Palacio, reuniones clandestinas del abogado de Dina Boluarte con el propio Harvey Colchado para ofrecerle el ascenso si dejaba de escarbar en busca de evidencia y un conjunto de intercambios entre el actual titular de Interior con un amigo policía en el que revela sus intenciones de afectar la carrera policial del coronel Colchado y sancionar al equipo que obedeció el mandato judicial de descerraje de la vivienda presidencial, no requieren mayor comentario.
Al final, la venganza presidencial se llevó a cabo. El coronel Colchado –conocido como el Cazador tras las capturas de Artemio en el Vraem, la red de narcotráfico del Lunarejo, el desmantelamiento de redes de corrupción de la propia policía, entre otros– fue separado del cargo en la Diviac, ha sido sometido a procesos disciplinarios y ahora realiza labores subalternas por mandato de sus superiores.
Cuando estos jefes son un ministro que solo es sostenido por su relación subordinada al poder real del Congreso y al ejercicio de sobonería profesional; el otro jefe policial premiado por Andrés Hurtado, Chibolín, y con relaciones sentimentales con sus subalternas; y un tercero con cuestionables vínculos con empresas familiares premiadas por el Estado, estamos hablando del mundo al revés. Los malos ahora persiguen a los buenos y ejecutan su venganza rastrera con total impudicia.
Llegarán tiempos mejores para Harvey Colchado y para el Perú. Y como es natural, el orden, la justicia, el honor triunfarán sobre el delito y la impunidad. Solo queda esperar y luchar.