No es un término que se use demasiado, pero los diplomáticos lo tienen bien presente: hablamos del poder blando o soft power, la capacidad de un país para seducir al resto del mundo con sus productos culturales. Por supuesto, desde mediados del siglo XX, Estados Unidos es el líder mundial en este campo, gracias a su música popular, a la maquinaria audiovisual de Hollywood y también a Silicon Valley. En cambio China, segunda potencia mundial, tiene el poder blando como su gran asignatura pendiente, aunque en los últimos tiempos haya hecho algún avance significativo, sobre todo en el ca ...