La vida parecía sonreír a Chiara Ferragni , una 'influencer' que destacaba como una figura emblemática del mundo de la moda y el marketing, pero todo se torció con una grave acusación por la que tuvo que pedir disculpas públicas y, desde entonces, su carrera y su vida han ido cuesta abajo, sufriendo una crisis reputacional que no ha tocado fondo. Nacida en Cremona, Italia, el 7 de mayo de 1987, Chiara comenzó su carrera con el lanzamiento de su blog 'The Blonde Salad' en 2009, que rápidamente se convirtió en un fenómeno global con cerca de 110.000 visitantes diarios. Su influencia en la moda y su habilidad para convertir su estilo personal en una marca reconocible la llevaron a colaborar con algunas de las casas de moda más prestigiosas del mundo, incluyendo Guerlain, Dior y Chanel. Entonces dio el paso como empresaria y no solo se destacó en la moda, también apostó por su propia marca de ropa, Chiara Ferragni Brand, y participó en el consejo de Tod's, exponente de la industria del lujo italiana. Chiara creó todo un entramado societario dedicado a un mundo postrado a sus pies. Las cifras avalaban su éxito: 30 millones de seguidores que mostraban un activo 'engagement', regando con 'likes' sus publicaciones, y una facturación que alcanzaba los dos millones de euros al mes. Se convirtió en una estrella de las más selectas alfombras rojas de los eventos de las grandes marcas, que se peleaban por contar con ella. Mientras su carrera profesional se disparaba, su vida privada corría la misma suerte: así, apareció el amor. Chiara y el rapero italiano Fedez se conocieron durante una cena con amigos, en la que ella le conquistó hablando de su música. Al año siguiente se hicieron novios y dos años después, en septiembre de 2018, se casaron en una ceremonia privada en Sicilia. Todos los pasos del romance fueron convenientemente retransmitidos por las redes de la 'influencer', que vio crecer sus seguidores. El matrimonio, que duró ocho años, tuvo dos hijos: Leone (6 años) y Vittoria (3). El Caso Pandoro supuso la primera piedra del camino a los infiernos de Chiara. Se trataba de una supuesta recaudación solidaria para el Hospital Regina Margherita de Turín realizada a través de la ventas de un popular dulce navideño. Se la acusó de inflar los precios y de obtener con ello un beneficio injusto, viéndose condenada a pagar una multa de un millón de euros. Ahora, la Fiscalía ve indicios de delitos e investiga el caso como una estafa grave. Consciente del daño a su imagen, con las marcas abandonándola a su suerte (ojo al nivel: Coca-Cola o Safilo, entre otras), las empresas despidiéndola (Tod's la echó del consejo de administración) y los seguidores bajando a un ritmo insostenible (más de un millón en unos días), se disculpó en un vídeo y anunció que donaba otro millón de euros al hospital que había estafado. Pero el daño estaba hecho, llegando a provocar una reacción del Gobierno, con la tramitación de nuevas y estrictas normas para la transparencia en las redes sociales en Italia. Tras una crisis que comenzó en el Festival de San Remo, Chiara y su marido anunciaron su separación . Se dispararon los rumores sobre infidelidades y la tensión en el hogar provocada por la situación profesional de la 'influencer', que aprovechó para generar nuevo contenido, compartiendo sus experiencias y aprendizajes con sus seguidores. El negocio no descansa ni con las desgracias. Pero ese matrimonio, que en sus 'post' parecía idílico, ha sido puesto en solfa por la 'influencer' Taylor Mega , que asegura haber mantenido «una historia física y pasional» con el rapero cuando todavía estaba casado. Él, por su parte, aprovechó para componer 'Sexy Shop' para criticar a su ex («Eras como el premio gordo de las tragaperras, pero luego me noqueaste»), mientras ambos desataban una guerra de reproches que ella decidió dejar a un lado: «Ahora tengo una nueva energía. Después de algunas relaciones, es la primera vez en mi vida adulta que me siento libre de ser quien quiero ser y no tengo que reservarme», declaró a Europa Press. Todavía deben hacer frente al proceso de divorcio y la guerra por la custodia de sus hijos. Las polémicas que han rodeado a las acusaciones y a su separación han hundido un imperio floreciente de la era digital. A pesar de todo, Chiara se ha convertido en embajadora de Goa Organics, una marca de belleza española, lo que demuestra su capacidad para reinventarse y adaptarse a nuevas situaciones, incluso dando tumbos sentimentales: en marzo salía con Tomasso Trussardi , empresario; en julio tenía como novio a Andrea Bisciotti , un cirujano, y en agosto, se la vió en Mykonos con Silvio Campara , CEO de Golden Goose, una marca de lujo, casado y padre de dos hijos. A este paso va a tener más novios que marcas apoyándola.