Andrew Irvine fue uno de los primeros escaladores en intentar alcanzar la cima del Monte Everest en 1924. National Geographic ha revelado el descubrimiento de una bota que le perteneció, un hallazgo que podría reescribir la historia del alpinismo. Este descubrimiento es significativo porque podría resolver uno de los grandes misterios del Everest: si Irvine y su compañero George Mallory llegaron a la cumbre antes de desaparecer para siempre en la montaña.
La bota, encontrada en la cara norte del Everest, estaba parcialmente conservada en el hielo junto a restos de un pie, en un lugar que coincide con la última ubicación conocida de Irvine. El descubrimiento fue realizado por un equipo documental liderado por el fotógrafo Jimmy Chin, y ha generado expectación en la comunidad del alpinismo por su potencial para esclarecer lo ocurrido hace casi 100 años.
El equipo de National Geographic, compuesto por Jimmy Chin y los escaladores Erich Roepke y Mark Fisher, hizo el hallazgo en septiembre. Según informaron, lo primero que encontraron fue una bota antigua medio derretida en el hielo. Al acercarse, pudieron observar que la suela tenía clavos de acero con un patrón de diamantes, característico de las botas de escalada de la época. La bota llevaba el nombre "A.C. Irvine" grabado en su interior, confirmando que pertenecía a Andrew Irvine.
El estado de conservación de la bota y del pie que contenía es un claro indicativo de las condiciones extremas en la altitud del Everest, donde las bajas temperaturas han permitido mantener los restos durante casi un siglo. Este hallazgo es el primero en casi 25 años que ofrece nuevas pistas sobre el paradero de Irvine, cuyo cuerpo no había sido localizado hasta ahora, a diferencia de los restos de su compañero Mallory, encontrados en 1999.
Desde su desaparición en 1924, el mundo del alpinismo ha debatido sobre si Irvine y Mallory lograron llegar a la cima del Everest antes de perecer. Si lo hicieron, habrían superado a Edmund Hillary y Tenzing Norgay, quienes oficialmente alcanzaron la cumbre en 1953, casi 30 años después.Noel Odell, miembro de la misma expedición, fue la última persona en ver a Irvine y Mallory con vida, ascendiendo hacia la cumbre a solo unos cientos de metros de distancia. Sin embargo, nunca se supo si lograron su objetivo antes de desaparecer.
El hallazgo de la bota de Irvine abre la posibilidad de obtener más respuestas sobre lo que sucedió en los momentos finales de esta histórica expedición. La comunidad alpinista espera que este descubrimiento inspire nuevas investigaciones en la zona donde se encontró la bota. Los expertos creen que podría haber más restos y equipo que ayuden a completar el rompecabezas de si Irvine y Mallory alcanzaron o no la cima en 1924.
Andrew Comyn "Sandy" Irvine, nacido en 1902 en Birkenhead, Inglaterra, fue un talentoso estudiante de ingeniería y un deportista destacado. Participó en la famosa Regata Oxford-Cambridge en 1923, antes de unirse a la tercera expedición británica al Everest en 1924.
A pesar de su juventud, Irvine fue elegido por sus habilidades técnicas, que le permitieron mejorar los sistemas de oxígeno utilizados durante la expedición, vitales para sobrevivir en las alturas extremas del Everest. Junto a George Mallory, emprendió el que sería su último intento de ascender la montaña más alta del mundo. Irvine tenía solo 21 años cuando desapareció en la cara norte del Everest, dejando uno de los mayores misterios sin resolver en la historia del alpinismo.