Todos los cuerpos son perfectos, pero hay unos que están más en riesgo que otros.
La obesidad golpea fuertemente a México y a Estados Unidos desde hace un par de décadas, aunque este último país tiene novedades.
Nuevos datos revelan que posiblemente ha metido a su población en una fase de extinción de la epidemia del sobrepeso que puede provocar hipertensión, diabetes tipo 2, enfermedad cardíaca coronaria y ciertos tipos de cáncer. Quizás no hacia una desaparición absoluta, pero sí a una dramática reducción como la del tabaquismo.
¿Es posible detener también este padecimiento? Aunque todavía faltan elementos para confirmarlo, sí luce factible, lo que resulta un aliciente a considerar de este lado de la frontera en esta nación que gusta del pan de muerto con refresco de cola.
La vía no es quizás la ideal. Allá hay pistas de que lo están haciendo no con ejercicio y dieta saludable, sino al estilo estadounidense, con la ayuda de los negocios, con medicamentos de reciente creación, a veces auspiciados por el gobierno.
Atención, que no se trata solamente de un tema de salud, sino un asunto que puede cambiar todos los negocios.
El inversionista y profesor de la Universidad de Nueva York (NYU), Scott Galloway, advierte que la llegada a las farmacias de productos antiobesidad como Ozempic y Zepbound, traen un cambio en el mercado. Hay algunos inmediatos, pregunten a los médicos de la frontera que practican cirugías bariátricas como el bypass gástrico. Su clientela se hace súbitamente pequeña.
Galloway dice que estos tratamientos provocarán, entre otras cosas, más sexo entre las personas, más hijos, y un potencial cambio en la tendencia de achicamiento de las poblaciones occidentales como la de Estados Unidos.
Además, hay un cambio de escenario para empresas culpadas por alentar el consumo de productos altos en calorías como Bimbo, McDonald’s, Coca Cola y Pepsico, pues los nuevos medicamentos reducen el apetito. Ya vamos a eso del impacto en la bolsa de valores.
Antes, conviene ver la información que provoca optimismo: es la más reciente versión de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de Estados Unidos.
Los datos revelaron una caída de dos puntos porcentuales en la prevalencia de obesidad entre adultos mayores de 20 años, entre 2020 y 2023, y se ubica ahora en 40.3 por ciento. Esa baja rompió una racha de aumentos constantes.
Las empresas farmacéuticas fabricantes cosechan los frutos.
Novo Nordisk, de Dinamarca, tiene un valor de mercado de 645 mil millones de dólares, de acuerdo con Bloomberg. El número es mayor que los 400 mil millones del tamaño de la economía de esa nación europea.
Para ellos, Ozempic representó poco más de una cuarta parte de sus ventas el año pasado.
Su competencia, Eli Lilly, fabricante de Zepbound, vale unos 800 mil millones de dólares, eso es más que los 511 mil millones de ExxonMobil y mucho más que el valor de The Coca Cola Company, de 274 mil millones de dólares.
Hay varias lecciones de este caso. Una tiene que ver con la dimensión que cobra el valor de la innovación, los humanos están tasando muy alto a aquellas empresas que resuelven problemas como la obesidad.
¿Los gobiernos deben intervenir para detener la epidemia por esta vía?
En Estados Unidos los programas oficiales Medicare y Medicaid no pagan de manera universal Ozempic o Zepbound, pero sí los cubren para el control de la diabetes.
Los costos de bolsillo pueden ser sustanciales y superan en algunos casos los mil dólares por mes. Hay discusiones en curso entre legisladores, incluido el senador Bernie Sanders, instando a las compañías farmacéuticas a reducir los precios de estos medicamentos.
Consecuentemente, Eli Lilly redujo significativamente los precios de Zepbound, con nuevos precios mensuales fijados en precios que inician en los 399 dólares.
Esta tecnología navega todavía bajo el radar de muchas empresas latinoamericanas que suelen ir atrás en las tendencias, pero está al alcance del mercado mexicano incluso sin receta y a domicilio. El cambio ya empezó, solo falta ver a qué ritmo avanza de este lado.