El problema de la falta de mano de obra en el sector de la construcción no sólo no remite sino que se está agravando. Y la pagana está siendo la que más necesita que se aumente su ritmo de producción, la vivienda. Y es que las compañías se están quedando sin trabajadores para edificar inmuebles residenciales.
Según advirtió ayer el presidente de la Confederación Nacional de la Construcción (CNC), Pedro Fernández Alén, los nuevos planes públicos lanzados para edificar viviendas sociales, como las 184.000 que ha prometido el Gobierno en esta legislatura, no se podrán cumplir porque, sencillamente, no hay mano de obra disponible para ejecutarlos.
Alén explicó ayer, durante la presentación de un informe sobre el incremento de costes generales que han experimentado las constructoras en los últimos años, que sólo este proyecto requeriría sumar a la mano de obra ahora disponible otros 700.000 trabajadores, que es el déficit de plantilla que el sector constructor ya había estimado que tenía antes de que Pedro Sánchez anunciase este programa.
El presidente de la CNC aseguró, además, que «las grandes infraestructuras no se van a quedar sin mano de obra» porque las compañías priorizan estos grandes proyectos por su mayor volumen de negocio, por lo que será el sector de la vivienda el que lo pague. Y, como advirtió Alén, la obra pública está batiendo récords de licitación, lo que mete más presión al problema de recursos para la vivienda. Hasta agosto, se han licitado contratos de este tipo por valor de 19.374 millones de euros, un 7,4% más que en el mismo periodo del año anterior.
A este problema se suma también el hecho, como constató Alén, de que las instituciones públicas no son las únicas que promueven vivienda, sino que también hay multitud de iniciativas privadas que requieren de esa mano de obra menguante. El sector asegura que de los 2,7 millones de trabajadores con que contaba antes de la Gran Recesión ha pasado a algo más de 1,4 millones.
Todo ello, en un entorno en el que el ritmo de producción de vivienda es muy inferior a las necesidades que tiene España. El pasado ejercicio se terminaron unas 85.000 viviendas. Y este año, el volumen no será mucho mayor. Según los datos recopilados por el Consejo Superior de Colegios de Arquitectos de España (Cscae), en la primer mitad del año, con un crecimiento del 22,47% respecto a 2023, las viviendas autorizadas de obra nueva pasaron de 50.771 a 62.180 unidades. Aunque el número de visados no se corresponde con el de viviendas terminadas, sí es un buen termómetro para comprobar cual es el estado de la actividad promotora de vivienda. De hecho, el año pasado se acabaron menos viviendas (cerca de 80.000) de las que se autorizaron (107.000).
[[QUOTE:PULL|||La patronal aboga por incorporar más mujeres e inmigrantes al sector]]
Frente a esta producción, el Instituto Nacional de Estadística (INE) ha informado recientemente de que espera la creación de 330.000 hogares netos por año entre 2024 y 2028, cuando las anteriores proyecciones del organismo contemplaban la creación de unos 220.000 hogares en ese mismo periodo de tiempo.
Para solucionar, aunque sea en parte, este problema, desde la patronal de la construcción abogan por incorporar a más mujeres e inmigrantes al sector. En el caso de los trabajadores extranjeros, Alén abogó por regularizar la situación de los que sea posible, lo que no sólo incrementaría la mano de obra sino también las cotizaciones de la Seguridad Social. También apostó por generalizar los convenios existentes con Perú y Chile que permiten traerlos de forma directa sin necesidad de mayores justificaciones.