El ministro del Interior ha declarado que el gobierno “garantiza la seguridad” de los transportistas, como un argumento para que desistan del paro de mañana y de los que vengan. Es una de esas mentiras de la política. Este paro de transportistas y otros gremios se va a dar precisamente por la incapacidad del gobierno para garantizar la seguridad.
En la lista de cuentos chinos, esperando su momento para salir a flote, está la “lucha frontal contra la pobreza”, que el gobierno se sacará de la manga apenas el creciente porcentaje de pobres pase al centro caliente de la escena política. Los pobres, hace unos años, bordeaban el 20%; hoy son un 30% y la cifra sigue creciendo. Quizás porque no hay lucha frontal, etc.
El amor al Perú es una frase socorrida de este gobierno, reservada para Dina Boluarte. La repite mucho porque no existe manera de demostrar si es cierta o no. Además, ese amar al Perú no exonera de responsabilidades. Es un sonido efectista que, viniendo de ella, parece más bien un pedido de disculpas disimulado bajo el patrioterismo.
Sobre lo anterior, otro exceso del lenguaje oficial es algo así como que, si yo amo al Perú, entonces los que no piensan como yo en un tema que me importa mucho son “traidores a la patria” (los aviones de caza suecos). El ministro de Defensa debería recordar qué les pasó a algunos de los pasados compradores de aviones militares.
En esto de los aviones, los dos ministros se dan la mano en lo de “garantizar la seguridad”. Los aviones de guerra garantizan la paz, nos dice Walter Astudillo. Nos recuerda unos versos anónimos: “Feliz el que vive muy tranquilamente, armado hasta los dientes”. En la guerra del Cenepa, algunos de nuestros aviones fueron derribados a la altura de Cajamarca.
Estamos siendo bombardeados por frases 100% huecas lanzadas por criollazos convencidos de la tontería de la ciudadanía en general. Rafael López Aliaga acaba de decir que nadie puede tirar la primera piedra en lo de acusar a Andrés Hurtado de proxeneta. ¿Se refiere a algún grupo humano en particular? Debería precisar.
Ministros y policías han prometido capturar a Vladimir Cerrón a lo largo de un año. Es más que evidente que las frases vacías funcionan. Por lo menos, a este prófugo sí le vienen garantizando la seguridad.