La madrugada del miércoles, cinco españoles eran evacuados de Tel Aviv, después de pasar horas agónicas en un búnker israelí bajo el hotel donde se hospedaba. El español Manuel Rendo (27 años), miembro de la tripulación de una aerolínea de vuelos chárter con sede en Dinamarca (ACMI), revivía sus últimas horas en Israel, antes de subirse al avión de evacuación rumbo a Chipre junto a sus cuatro compatriotas: «En estas dos semanas ha habido alertas antimisiles, con protocolo para ir al búnker en menos de 90 segundos». Ha vivido en una cuenta atrás constante. «Pero era muy llamativo ver cómo la gente volvía a la normalidad en cuanto pasaban diez minutos en el búnker».
El terror se había hecho hábito. Pero lo de la noche del pasado martes fue distinto: «Se hacía de día entre los misiles iranís y el sistema de defensa israelí (la Cúpula de Hierro). Temblaba todo, mientras se escuchaban tiroteos, incluso desde la planta 13 de nuestro hotel. En ese momento puse en alerta a mis compañeros para abandonar las habitaciones, sin coger el pasaporte ni el equipaje básico, y bajamos al búnker». Las calles estaban desiertas, «era como una ciudad fantasma», recuerda Manuel.
«La aplicación de alertas antimisiles no dejaba de darnos avisos por toda la zona», cubriendo el mapa de la ciudad por completo. Tras el pánico, todo pasaba a una «tensa calma», la de que todo puede cambiar en cualquier momento. Con el aeropuerto cerrado, un vuelo chárter de evacuación a la ciudad de Lárnaca (Chipre) era la única forma de escapar: «tras contactar yo con la compañía, llegamos a la conclusión de que no era viable seguir allí».
Manuel se encargó de gestionar la evacuación de su tripulación (20 personas). Asegura que, al tratarse de una tripulación de varias nacionalidades, no se puso en contacto con la embajada española. «Lo más importante era revisar el listado de pasajeros y localizar a todos los miembros de nuestra compañía, ya que algunos estaban ya en el aeropuerto porque tenían un vuelo programado», asegura.
Manuel, como sus compañeros, llevaba allí desde el pasado 21 de septiembre. Operan vuelos para las compañías locales, que necesitan apoyo por las restricciones dentro de Europa. Estaban desplegadas también operadoras de Lituania y Bulgaria. Al principio, la compañía de Manuel, decidió establecer su base en Chipre, hasta que confirmaron que, supuestamente, Tel Aviv era segura. «Poco a poco, nos iban llegando mensajes de que se estaba poniendo fea la cosa, mientras la embajada de Estados Unidos se blindaba cada vez más». Ahora, a partir de este domingo, los planes de esta tripulación pasan por seguir operando vuelos de Israel, pero manteniendo su base en Lárnaca (Chipre).