El equilibrio militar en Oriente Medio se ha visto alterado con la incorporación de nuevos y avanzados aviones de combate en las fuerzas aéreas de Irán e Israel. Irán ha comenzado a integrar en su flota el caza de superioridad aérea Su-35, mientras que Israel ha consolidado su poderío con el caza de quinta generación F-35. La comparación entre ambos aviones no solo destaca sus capacidades técnicas, sino que también plantea preguntas cruciales sobre qué sucedería si se enfrentaran en combate.
El Sukhoi Su-35, también conocido como Flanker-E, es un caza polivalente de superioridad aérea desarrollado por Rusia. El Su-35 está diseñado para ejecutar misiones aire-aire y aire-tierra con una agilidad impresionante y una alta capacidad de carga de armamento. Basado en la plataforma del Su-27, este caza ha sido sometido a numerosas modernizaciones que lo posicionan como una amenaza seria en el combate aéreo moderno.
A pesar de sus características avanzadas, el Su-35 tiene algunas desventajas notables. Su tamaño grande y su firma de radar significativa lo hacen más fácil de detectar en comparación con aviones furtivos como el F-35. Además, su aviónica, aunque sofisticada, no está a la par con los sistemas integrados de fusión de sensores que poseen los cazas de quinta generación, lo que limita su capacidad para llevar a cabo operaciones de red centrada con la misma efectividad.
El Lockheed Martin F-35 Lightning II es un caza de quinta generación diseñado para sobresalir en misiones aire-aire y aire-tierra, así como para realizar operaciones de reconocimiento y guerra electrónica. Israel ha incorporado este avión a su flota con la designación F-35I “Adir”, una versión personalizada que incluye aviónica y software adaptado a las necesidades de la Fuerza Aérea israelí.
El F-35, a pesar de su impresionante capacidad tecnológica, tiene ciertas limitaciones. Su velocidad máxima de Mach 1.6 (1,930 km/h) es inferior a la de otros cazas de cuarta generación como el Su-35. Además, su radio de combate es más corto, lo que puede requerir reabastecimiento en vuelo más frecuente en misiones de largo alcance. Otra desventaja es su coste de adquisición y operación, significativamente superior al de otros aviones, lo que limita la cantidad que puede ser desplegada en una fuerza aérea.
Una comparación directa entre el Su-35 y el F-35 no es sencilla, ya que ambos cazas están diseñados para cumplir con distintos roles y estrategias de combate. Sin embargo, en un enfrentamiento cara a cara, las capacidades de cada avión destacan de manera diferente según el contexto.
Israel cuenta actualmente con una flota de alrededor de 50 F-35 activos y el pasado mes de junio se formalizaba con Estados Unidos la compra de otras 25 unidades por 3.000 millones de euros para crear otro escuadrón. Los F-35 israelíes están equipados con software y sistemas de misión únicos, diseñados específicamente para satisfacer las necesidades operativas de la Fuerza Aérea israelí. Además, Israel es el único país en Oriente Medio con acceso a este avión, lo que le otorga una ventaja tecnológica y estratégica en la región.
Por otro lado, Irán ha adquirido un número limitado de Su-35 de Rusia, con estimaciones que indican que podría contar con entre 12 y 24 unidades en los próximos años. Según un informe de la agencia de noticias gubernamental Student News Network (SNN), Teherán recibió la pasada primavera el primero de un total de 24 aviones Su-35 «Flanker-E».
Esta adquisición representa un paso significativo en la modernización de la Fuerza Aérea iraní, que hasta ahora dependía de aviones más antiguos como el F-14 Tomcat y el MiG-29. Según el informe World Air Forces de Flight Global, contaría con unos 64 aparatos F-4 Phantom de origen estadounidense de los años 60, 41 F-14 y 35 F-5, así como 23 Sukhoi Su-24 y 18 MiG-29 de diseño soviético. Esto deja en evidencia la carencia de capacidad aérea de Irán —respecto a los F-35 israelíes—y lo importante que es para el régimen la introducción en la flota de los nuevos Sukhoi Su-35, un aparato más moderno y capaz. En cualquier caso, aunque el Su-35 le proporciona a Irán un caza de superioridad aérea capaz de desafiar a otros cazas de cuarta generación, aún se encuentra en desventaja frente a la capacidad furtiva y la interoperabilidad del F-35 israelí.
Si el Su-35 y el F-35 se enfrentaran en combate, el resultado dependería en gran medida del contexto y de las tácticas empleadas por cada bando. En un enfrentamiento BVR (más allá del alcance visual), el F-35 tendría la ventaja gracias a su furtividad y su capacidad para detectar y atacar objetivos a largas distancias sin ser detectado. El Su-35, a pesar de su radar avanzado, sería detectado antes y estaría en desventaja al no poder rastrear al F-35 con la misma efectividad.
En un combate cercano (dogfight), sin embargo, el Su-35 podría aprovechar su agilidad superior y su capacidad de maniobra para ganar ventaja. La falta de empuje vectorial del F-35 y su diseño optimizado para sigilo lo colocan en desventaja en estas situaciones, donde el Su-35 podría emplear misiles de corto alcance como el R-73 con gran efectividad.