El fallecimiento de un familiar es un proceso doloroso, e inevitable. Morirse es ley de vida y tristemente, a lo largo de nuestra existencia tenemos que soportar la muerte de abuelos, padres, amigos u otros familiares. Cuando se produce un deceso, son muchos los trámites que tenemos que llevar a cabo, y uno de ellos es preparar el funeral o entierro. Algo que en España tiene un determinado coste, y que varía en función de cada ciudad o provincia y además, depende de si la la familia tiene contratado un seguro de decesos.
Cuando se cuenta con un seguro de decesos, hay importes que la familia no debe sufragar. Sin embargo, los gastos funerarios sin seguro pueden ser bastante excesivos, teniendo en cuento, al menos, los elementos imprescindibles. Según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), el coste medio de un entierro en España ronda los 3.700 euros. Un precio que puede ascender a los 10.000 euros o más si más allá de los servicios básicos, se contratan otros extras o tasas. Sin duda, supone un gran desembolso para los familiares.
Cuando hablamos de los gastos a tener en cuenta, está el del ataúd o féretro, el tanatorio, la urna (en caso de optar por la incineración), el nicho, la lápida, la floristería, los recordatorios y tasas y certificados como el certificado de últimas voluntades o el de defunción.
El precio medio de un féretro básico se encuentra entre los 800 y los 1.000 euros, aunque el coste se puede duplicar si se opta por diseños especiales o materiales específicos. El traslado del fallecido también lleva un coste, pues se debe llevar al fallecido desde el lugar donde se produjera la muerte hasta el tanatorio y de ahí al cementerio, y todo ello puede conllevar un coste de unos 500 euros, que se incrementaría en caso de que fuera necesaria la repatriación desde un país extranjero, pues la tarifa puede ascender hasta los 6.000 euros.
La urna en caso de incineración puede tener un precio entre 500 y 1.000 euros, y el caso del nicho, no menos de 300 euros. Más allá de esto, no hay que olvidarse del precio de una esquela (que no suele bajar de los 400 euros), el velatorio en el tanatorio (alrededor de 500 euros), coronas de flores (entre 50 y 100 euros) o tarjetas de recordatorio, según datos de Mapfre. Así, también otros trámites y certificados que pueden suponer costes extras.
Los entierros más costosos se localizaron en las provincias de Gerona, Madrid y Barcelona según los datos de 2018 obtenidos por Mapfre. En cuanto a ciudades, a día de hoy uno de los servicios más caros lo tiene Barcelona, pues los costes por los servicios funerarios pueden oscilar entre 4.000 y 7.000 euros. También Madrid, Bilbao, San Sebastián y Valencia. En el lado opuesto, Zamora, Las Palmas de Gran Canaria, Cáceres, Jaén o Ciudad Real tienen los servicios más baratos, ninguna de ellas superando los 3.000 euros.