Irán ha atravesado las líneas diplomáticas recientes con un ataque de misiles dirigido a Israel, generando alarma en Tel Aviv y Jerusalén, así como en otras zonas del país. Este martes, el mundo quedó desconcertado por el lanzamiento de 181 misiles desde territorio iraní hacia Israel. El ataque ocurrió horas después de una advertencia de Estados Unidos que anunciaba una “amenaza inminente”.
De acuerdo con el reporte de medios estatales iraníes, “fue un ataque contra Tel Aviv”, lo cual fue confirmado al menos parcialmente por las fuerzas israelíes, quienes activaron su sistema defensa antimisiles, conocido como el Escudo de Hierro, para mitigar el impacto.
Desde Israel se informó que la mayoría de los misiles fueron interceptados, aunque algunos alcanzaron ciertos objetivos. El ejército israelí sostiene que un “gran número” de misiles fue neutralizado. Según el servicio médico de Israel, no hay reportes significativos de heridos, más allá de dos personas con lesiones leves en Tel Aviv. No obstante, la incertidumbre y el temor persisten.
El ataque desencadenó a su vez reacciones oficiales. El presidente iraní, Masoud Pezeshkian, declaró que el ataque representa “un atisbo de nuestras capacidades”. En tanto, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, adoptó una postura desafiante afirmando que “las agresiones no quedarán sin respuesta”.
Las reacciones no se limitan al ámbito bilateral. Estados Unidos, en un seguimiento continuo desde su sala de crisis, reiteró su apoyo a Israel. La vicepresidenta Kamala Harris subrayó la disposición americana para asistir en defensa del aliado en Oriente Medio, cumpliendo la orden emanada desde la Casa Blanca.
En el plano regional, la respuesta fue inmediata. Jordania e Irak suspendieron su espacio aéreo ante el temor de un conflicto armado extendido. En paralelo, el Líbano, recientemente atacado por Israel para neutralizar a Hezbolá, también cerró su cielo como medida de precaución.
En Washington, las insistencias por una tregua en zonas conflictivas como Líbano y Gaza han sido constantes. El presidente Joe Biden ha reiterado la necesidad de un cese al fuego, aunque sin modificar el respaldo militar que su país brinda a Israel. Paralelamente, el Secretario de Defensa, Lloyd Austin, ha expresado su preocupación por la estabilidad en la región, subrayando la importancia de desmantelar las operaciones de Hezbolá.
Horas antes de este ataque iraní, el gobierno de Israel había iniciado una invasión terrestre en el sur de Líbano, marcando un aumento significativo en las hostilidades existentes. El anuncio realizado este martes coincide con la advertencia de una serie de líderes occidentales, incluidos EE. UU., Francia y el Reino Unido, quienes habían solicitado a Israel que evitara tal acción para prevenir una mayor escalada del conflicto en la región.
Pese a estos llamados, el ejército israelí lanzó una operación contra objetivos específicos de Hezbolá en áreas del sur de Líbano, consideradas por Israel como amenazas inmediatas a su seguridad nacional. Los atentados llevaron a un destacamento de fuerzas sobre el terreno, respaldado por fuerte artillería y apoyo aéreo, creando un clima de tensión en ciudades fronterizas como Aita al-Shaab, donde los residentes han reportado intensos enfrentamientos.
. Conforme a declaraciones de sus portavoces, el grupo libanés mantiene una postura firme ante los ataques y no dudará en defender su territorio. Este sentimiento se ha intensificado tras la reciente muerte de su líder, Hassan Nasrallah, en un ataque de las fuerzas israelíes, lo que representa una de las pérdidas más significativas para el grupo.