La diseñadora ecologista Stella McCartney reinterpretó este lunes el traje chaqueta femenino, en un desfile al aire libre en París que fue un manifiesto contra la extinción de los pájaros.
"It's about fucking time" ("Llegó la hora de una jodi*@. vez") fue el lema de la creadora británica, cada vez más combativa con su discurso contra las pieles animales, el desperdicio en la industria de la moda y, esta vez, contra el uso de plumas de aves.
"Veo las cosas desde un punto de vista diferente. Así que enfoqué [la colección] desde la perspectiva de los pájaros. Se trata de darle ligereza, la feminidad de su vuelo", explicó a la prensa tras el desfile, celebrado en una avenida parisina que es habitualmente la sede de un mercado.
Para emprender el vuelo, la mujer puede enfundarse en una nube que recuerda a un "marshmallow" (malvavisco), o en un vestido de noche de lamé que esconde los brazos de la modelo.
Pero ante todo, la hija del "beatle" Paul McCartney propone para la primavera/verano trajes chaquetas muy anchos, con grandes hombreras, encima de pantalones de pata de elefante o faldas hasta la rodilla.
La mujer ejecutiva más atrevida lo puede combinar con "hoodies" (suéteres con capucha).
O la chaqueta tipo esmóquin, de blanco inmaculado, puede esconder simplemente un body sedoso, con pequeños faldones y gran escote. O unos sostenes metálicos, forjados como si fueran palomas doradas, al estilo Matisse.
Los pantalones tienen unas trabillas enormes para sujetar el pantalón.
Para la noche, vestidos largos y transparentes, de colas largas, negro o blanco. Medias de encaje.
"It's about fucking time" es la manera de Stella McCartney de reivindicar un cambio que la industria de la moda se resiste a emprender.
Ese lema, recuerda la diseñadora, lo llevaba ya en una camiseta hace 25 años, cuando acompañó a su padre para su entrada en el Rock and Roll Hall of Fame.
"Somos una casa de moda muy extraña, en cierta manera, porque obviamente la sostenibilidad y la calidad está en el corazón de todo lo que hacemos", añadió.
La diseñadora uruguaya Gabriela Hearst demostró en su desfile que ha superado con creces su salida de la firma Chloé el año pasado, en la que permaneció apenas tres años.
Criada en un rancho en Uruguay, ejemplo del estilo "bohemio chic", Hearst quiso rendir un homenaje a las "mujeres diosas" en su desfile, celebrado en el imponente hotel particular del difunto Karl Lagerfeld, en el corazón de París.
La colección se abre con Niamh, Diosa del mar, evocada mediante un vestido georgette de seda transparente moteada.
La modelo puede desfilar tanto con botas de estilo tejano como con zapatillas tipo boxeador, incluso si lleva un elegante vestido de gala con cola.
Su colección mezcla sexos. Para el hombre destaca un espectacular traje dorado, hecho a partir de cobre y seda, según las notas de producción. La diosa homenajeada es Fides.
Para sus creaciones en lana, campestre pero de lujo, Hearst mezcla cachemira y merino para proponer vestidos de tres cuartos, de macramé, o blusas más ligeras, con seda, gracias a la colaboración con artesanos en Uruguay.
Balenciaga presentó por su parte una colección heterogénea, que fue de menos a más.
Empezó con modelos desfilando con ropa interior: sostenes, bragas, medias de encaje y ligueros, en negro o blanco. Luego las fue cubriendo paulatinamente, ya sea con grandes bombers de talla desmesurada, sin nada debajo, o con simples pantalones tejanos para el hombre.
El creador georgiano Demna aseguró que "volvió a las fuentes de su visión", cuando dibujaba "en un rincón de la cocina" de su abuela.
La colección se fue volviendo más compleja, con un homenaje final a la línea de alta costura del fundador español de la marca. Vestidos largos, ceñidos al cuerpo, de negro severo y grandes fajas en la cintura para dividir la figura en dos.