El manto rosa, la ráfaga, la media luna a los pies y la elevada altura de la peana y los candelabros del paso no dejan dudas. Si a ello se suma la fachada de la parroquia de San Lorenzo y los sones de la banda de la Esperanza a media tarde no hace falta decir más: Nuestra Señora de Villaviciosa está saliendo en procesión por las calles de su barrio. El clasicismo impregna esta cita de las glorias en septiembre. Las imágenes de los arcángeles San Gabriel y San Rafael se unen el domingo al paso, y culminan el conjunto escultórico con las ya existentes de Hernando y el caballero portugués. Se colocaron finalmente en los costeros. El «Hágase en mí» de la Anunciación, que es lema de la cofradía de Villaviciosa, estuvo, así, junto al Custodio de Córdoba, muy vinculado también con esta advocación, a la vista del público que pobló las calles. Entre los numerosos momentos de especial significación esta jornada queda la estación ante el Beato Cristóbal de Santa Catalina en la iglesia de Jesús Nazareno. Allí reposan los restos del sacerdote nacido en Mérida en el siglo XVII que ejerció su ingente labor asistencial en Córdoba y fue un vecino muy querido de la Ajerquía, protector del pueblo, amigo de niños y personas mayores, y titular de la corporación de Villaviciosa. De ahí los girasoles que algunos niños han llevado entre el cortejo, pues él quería estar siempre así, mirando hacia la luz, hacia Dios. Fue beatificado hace más de una década, y entre sus devociones se contaba la Virgen de Villaviciosa. En este templo María Santísima Nazarena se encontraba, bellísima con su manto de salida impoluto tras unos trabajos de conservación , en veneración por la festividad de los Dolores de la Virgen. Tras esta importante visita, la Patrona de Enfermería, Enfermera celestial, prosiguió su camino. Volvió a llevar en su paso el adorno de flores blancas en friso y a sus pies. Los músicos de la Esperanza interpretaron un repertorio cuidado y medido en cada detalle, con sabor de compositores cordobeses. 'Saeta Cordobesa', 'Un recuerdo', 'Virgen de las Angustias' y 'Virgen del Socorro' fueron algunas de las escogidas, junto con las dedicadas a la Virgen de Villaviciosa. La devoción histórica sigue su curso en los últimos compases del verano.
