El robo de mascotas es uno de los delitos más comunes en el mundo, especialmente cuando se trata de perros de razas "finas", que en el mercado se venden con más frecuencia debido a su popularidad. Con[[LINK:TAG|||tag|||64f9ac7b179c9903cbf95db2||| la Ley de Bienestar Animal]] en vigor, en España robar una mascota se castiga con multas que ascienden a los 50.000 euros, a pesar de que la ley les otorgó una nueva naturaleza jurídica en la que se les considera "seres vivos dotados de sensibilidad" y no cosas susceptibles de robo, hurto o apropiación indebida.
Según datos de la Asociación Española de Criadores de Perros de Raza (AECP), en el país se registran más de 500 denuncias al año por el hurto de mascotas, y en el Reino Unido, durante la pandemia, el delito de robar perros aumentó en un 250%, según el ABC. En este contexto, ya sea con el fin de revenderlos, usarlos en peleas clandestinas, extorsionar a los dueños, etc., los robos de perros son un delito más común de lo que imaginamos.
El robo de perros está estrictamente ligado a la demanda en el mercado, especialmente en relación a razas muy solicitadas, cuyos precios pueden superar los 5.000 euros. Es un negocio redondo, incluso para algunos criaderos o personas que reciben encargos. Todo depende de la popularidad del animal; por ejemplo, el Husky Siberiano es un objetivo claro para los ladrones, al igual que el Pitbull Terrier y los Labradores.
El modus operandi es sencillo: quienes se dedican a este tipo de negocios aprovechan el descuido de los dueños para atraer a los perros y secuestrarlos. Entre las razas más apetecidas se encuentran el Bulldog Francés, por su alta demanda y precio, además de que es muy dócil y fácil de transportar; el Yorkshire Terrier, un perro pequeño muy deseado por familias; el Golden (Labrador) Retriever, porque son extremadamente populares, amigables y atractivos para familias que buscan un animal de compañía; y finalmente, el Pastor Alemán, para aquellos que buscan perros de vigilancia o para actividades ilícitas.
Otras razas son codiciadas por su rareza. Por ejemplo, los Labradoodle, una raza mixta de origen australiano, y el Rottweiler, que a pesar de su aspecto intimidante, son blancos para los ladrones o delincuentes que buscan perros para peleas clandestinas. Sin embargo, el perro que más se roba en España es el Galgo, una raza elegante y esbelta, conocida por su agilidad y velocidad. Hoy en día, son utilizados para la caza y carreras de velocidad, ya que pueden alcanzar hasta 72 km/h. Curiosamente, estos perros también son de los más abandonados.
Se estima que entre 50.000 y 100.000 galgos son abandonados o robados en España, según organizaciones de protección animal. Los ladrones ven en estos perros una oportunidad de negocio lucrativo debido a su alta demanda para la caza, además de la reventa en otros países europeos.