Paco Rodero fue uno de los nombres propios que ha escrito la historia moderna de la Ribera del Duero . Siguió el camino emprendido por su padre, Doroteo Rodero, y formó, junto a su mujer Conchita Villa, un proyecto sólido y consolidado. Desde su fallecimiento el año pasado, es su hija Estefanía la que se encuentra al frente de las bodegas. Ella deseaba realizar un homenaje a su padre buscando la expresión de las viñas viejas de Fuentenebro y Pardilla , situadas en la provincia de Burgos, y Honrubia, perteneciente a la provincia de Segovia. Para su elaboración se seleccionan racimos de tinto fino plantados en vaso con una edad media de 50 años. Al llegar a bodega, realizan tanto la fermentación como la crianza en fudres de roble francés, buscando un formato grande para minimizar la presencia de la madera y hacer que predomine la fruta y el carácter. Esta primera añada, la 2020, vio la luz a principios de año y tendrá una gran evolución. Notas clásicas de la Ribera con frutas rojas y negras en primer plano, envueltas en un cuerpo sedoso y de paso amable. Un vino fruto de años de trabajo, el sueño de una familia hecho realidad.