Venezuela para abrir el nuevo periodo de sesiones del Parlamento español. Venezuela en la manifestación que convoca ¡en Madrid! la líder opositora venezolana. Un duelo en el que las dos partes hacen trampas. Un tratamiento desorbitado de la derecha española que tiene sus claves y antecedentes. Y se diria que no es gratis
Venezuela para abrir el nuevo periodo de sesiones del Parlamento español. A instancias del PP, para quien el tema tiene, por lo visto, prioridad absoluta. Venezuela en la manifestación que convoca ¡en Madrid! la líder opositora venezolana. Venezuela en los medios y tertulias. ¿Venezuela hasta al abrir el microondas o el frigorífico de nuestras casas? Venezuela y el poder, nada de los venezolanos.
Unas elecciones en las que el Gobierno de Nicolás Maduro se proclama vencedor pero no presenta las actas, y la oposición de derechas da por ganador al líder opositor Edmundo González presentando actas inválidas por sus errores. Ni la Unión Europea ni Estados Unidos avalan ninguno de los dos triunfos. La derecha española, sí, a voz en grito, en ls medios, las instituciones, en la calle comandados por Isabel Díaz Ayuso, presidenta de Madrid y soporte esencial de la Little Caracas de los ricos que acoge la capital de España. La de los pisos para millonarios. Forzando nada menos que el reconocimiento de González como presidente electo.
Edmundo González quería salir de Venezuela, obligado por las circunstancias, y ha elegido como destino España, adonde ha llegado a petición suya y en un avión de las Fuerzas Armadas españolas y todas las facilidades del Gobierno de España. Pero ahora nuestras derechas cambian el argumento y dicen que el ejecutivo de Sánchez le hace un favor a Nicolás Maduro. Contradicciones manifiestas que el personal adicto les compra sin problemas. Era prudente ponerse a salvo porque , en efecto, la represión violenta del Gobierno de Maduro es un hecho. La de Venezuela y la de otros muchos países, pero en España éste tiene una atención y un trato especial, absolutamente desorbitado si nos atenemos a la indiferencia y aún el rechazo con el que contemplan situaciones mucho peores de otros lugares del mundo. Aunque se diría que no es gratis.
Ocurre que Venezuela es rica en el codiciado oro negro del petróleo. Españoles varios han hecho negocios con Venezuela desde siempre; españoles determinados. Cuenta, además, con una poderosa derecha-ultra-derecha que sintoniza con la española y las del resto del continente americano. Siempre ha sido así.
De hecho, cuando gobernaban las derechas de facto en Venezuela se llevaban divinamente hasta con pesos pesados de la socialdemocracia española y todos eran felices. El Gobierno de Carlos Andrés Pérez, por ejemplo, fue paradigmático. Oficialmente socialdemócrata también, aunque su gestión no lo pareciera. Gobernó en dos periodos: desde 1974 al 79 y desde 1989 al 93. El primero coincidió con la crisis del petróleo árabe y ganaron dinero a espuertas. En el segundo las cosas ya no iban tan bien, para nada, así que empezaron las privatizaciones de servicios y bienes públicos y se promulgó el llamado Caracazo que elevó los precios hasta en un 100% en el caso del transporte. La represión a las protestas hizo historia, ésa que ahora se olvida interesadamente. El gobierno reconoció 276 víctimas mortales, pero se habló hasta de miles acercándose mucho más a la realidad. Con el tiempo todavía aparecieron fosas comunes con más cuerpos. Carlos Andrés Pérez fue destituido y juzgado por malversación de fondos públicos y corrupción. Terminó sus días en Estados Unidos.
Íntimo amigo de Felipe González, el presidente español lo consideró uno de sus padrinos. En su muerte, le dedicó un sentido obituario en El País, hablando de lo injusto de su procesamiento, de sus grandes valores. Contó que le invitó a viajar en su avión presidencial y que le advirtió de las protestas que se preparaban por el Caracazo.
Desde los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, todas las elecciones se han guiado por el mismo patrón: todas son fraudulentas al decir de sus opositores y, sus ganadores, ilegítimos. Recuerden el patético tránsito por el mundo de Juan Guaidó en cuya biografía aún figura como “presidente interino” de Venezuela –algo que nunca ocurrió– y de cuantos así lo aceptaron como “presidente encargado”. Puesto ficticio del que fue relevado hace un par de años, en diciembre de 2022 incluso en Venezuela. Pero no en España que sepamos. Ahora vamos a por otro nombramiento forzado por las derechas.
En 2019, cuando Guaidó se autoproclamó presidente, la derecha española también se echó a la calle a exigir el apoyo del gobierno bajo las más desaforadas amenazas. El PP de Pablo Casado, los Ciudadanos de Albert Rivera y Vox al unísono. Arengaron Aznar –que también ha tenido grandes amistades e intereses en Venezuela– y Felipe González como si les fuera la vida en ello. Y con el apoyo mediático de costumbre todos ellos. Y honores: Guaidó recibió medalla de oro de Madrid otorgada por el alcalde. Y algo más, según se publicó. Un millón de euros para los “refugiados venezolanos”. Nos salen caro, incluso en dinero de nuestros impuestos.
Aquellos días, la ONU publicó un informe sobre la crisis humanitaria de América Latina. “En los países centroamericanos ya hay más de 80 millones de personas que viven en pobreza extrema y donde la violencia es una constante. El Salvador y Guatemala exhiben las tasas de homicidios más altas del mundo”. A esto se suma el uso “desproporcionado e innecesario” de las fuerzas de seguridad para silenciar la disidencia de manifestantes, críticos o periodistas, aseguraba la ONU. Hablaba también de la crisis de Honduras que forzaba el exilio. Pues ni media palabra oímos de todos estos garantes de las libertades en Venezuela. Como ahora.
Ya hemos acogido en determinados momentos a tres “presidentes” interinos en Madrid, alguno se ha quedado a vivir aquí. Ayuso está encantada. Capriles, otro de ellos, se ha dedicado con gran éxito al negocio inmobiliario de lujo. Este articulo de Cinco Días de 2017 –que guardé por su extraordinario interés en la génesis de nuestros problemas de vivienda– nos muestra cómo ya se desorbitaban los precios gracias a estos grandes inversores y las facilidades locales recibidas sin duda. Algunas promociones disparaban precios por encima de los 10.000 euros por metro cuadrado.
Venezuela se convirtió en objeto preferente de la lucha política de la derecha contra los gobiernos de Sánchez, especialmente el primero con Unidas Podemos e incluso antes para atacar al partido liderado por Pablo Iglesias. El tratamiento informativo parecía el de un Estado asociado a España o una provincia de ultramar.
Un estudio de verba.civio en 2021, impresionante, registró el desorbitado número de veces que Venezuela apareció en los Telediarios de TVE desde 2014. Venezuela: 3.663. Emiratos Árabes, una autocracia con muchísima mayor influencia sobre la vida española, 248. Y Honduras (pobreza, emigración) 277.
Solo queda de aquella cúpula del PP de 2020, por cierto, Cayetana Álvarez de Toledo, recuperada a una segunda división de la portavocía del PP. Como argentina y simpatizante de Milei, es ariete de los derechos de los opositores venezolanos. Ahora el PP tiene en Feijóo una especie de presidente encargado que maniobra para lograr lo que en principio no le dieron las urnas. De momento. El PNV se suma a su proposición con Vox, UPN y CC, para instar al gobierno a reconocer como presidente de Venezuela a Edmundo González porque lo prefieren en un duelo en el que las dos partes hacen trampas.
Ningún pleno ni pronunciamiento por el genocidio palestino a manos de Israel, ningún acta que pedir de las inexistentes elecciones en Arabia Saudí, nada de El Salvador, Haití, Honduras, la actual tragedia en Argentina y otros muchos lugares. Es tan evidente todo que la lástima mayor, si cabe, es ver cuanta gente con uso de razón se lo traga.