La portavoz de Más Madrid en la Asamblea encara el regreso de la actividad parlamentaria en la Comunidad defendiendo “salir a la ofensiva” contra los discursos migratorios xenófobos
Ayuso atribuye la “presión mediática” sobre su número tres imputada a su relación con ella
La actividad parlamentaria vuelve a arrancar en la Asamblea de Madrid esta semana con el debate sobre el estado de la región y la portavoz de Más Madrid, Manuela Bergerot (Buenos Aires, 1976) no espera una rebaja en el tono bronco del pasado curso. A dos meses de cumplir su primer año en el cargo, Bergerot plantea un modelo opuesto al del PP, que en el plano discursivo pasa por lanzarse a la “ofensiva” para contrarrestar lecturas xenófobas de la migración.
Ante las contradenuncias de la pareja de Isabel Díaz Ayuso —defraudador fiscal confeso— por cuestionar el partido sus relaciones con la Administración regional, se muestra retadora: “No nos va a frenar”. Además, las reiteradas referencias de la presidenta madrileña a un supuesto declive dictatorial del país le parecen una perversión, como molesta considera la presencia constante del discurso estatal en la discusión política autonómica. “Ayuso está más preocupada por gobernar a Feijóo que por gobernar Madrid”, opina.
Empieza el curso político y cabe preguntarse si hay alguna esperanza de que baje un poco el nivel de agresividad de los debates que está habiendo en la Asamblea de Madrid.
Frente a una presidenta que tiene amordazadas las instituciones, que hace que no podamos ejercer el trabajo de oposición porque veta cualquier tema que a ella le moleste, temas que no solo nos importan a Más Madrid, sino que son una demanda de los madrileños, lo que encontramos de frente son insultos. Cuando Más Madrid pone sobre el debate parlamentario lo que ocurrió con los protocolos de la vergüenza en las residencias, lo que ocurre con el genocidio sobre el pueblo palestino, sobre dónde va el dinero de los madrileños que debería ir a los centros de formación profesional y parece que va a una nueva trama corrupta del Partido Popular, o sobre el caso del novio de Ayuso. Cualquier tema que ponemos sobre la mesa encuentra una respuesta agresiva por parte del Partido Popular. Te das cuenta de que les incomoda bastante Más Madrid.
¿Cómo se hace oposición contra una mayoría absoluta tan abrasadora, que está vetando iniciativas ya incluso desde la Mesa de la Asamblea, que también ha legislado para limitar la transparencia?
Se hace con contundencia y con la convicción que tenemos de estar representando no solo un diagnóstico diferente de Más Madrid, sino una propuesta radicalmente diferente a la del Partido Popular. Mientras Ayuso parece que odia a las familias del sur y del este de esta región, en Más Madrid salimos con la firme creencia de seguir trabajando para acabar con la desigualdad territorial que sufrimos en esta comunidad. Lo podemos ver sobre cosas muy concretas que atraviesan la cotidianidad de los vecinos y las vecinas, como puede ser por qué la gente de Móstoles, Getafe o Alcalá de Henares tiene que esperar más para ver a su médico de cabecera que la gente que vive en el barrio de Salamanca o en Pozuelo. O por qué los jóvenes de Parla tienen solo líneas de estudio de FP que fueron diseñadas hace 30 años mientras los Centros de Formación Profesional de otras zonas de la comunidad tienen ramas absolutamente actualizadas al siglo XXI.
Sin embargo, electoralmente son territorios que siguen dando resultados muy buenos a la derecha.
Es indiscutible que ahora mismo hay una mayoría absoluta en la Comunidad de Madrid por parte del peor Partido Popular de España. No olvidemos que la Puerta del Sol es el epicentro del ‘bullying’ político que estamos viviendo en todo el país. Pero lo que también es cierto es que en solo cuatro años que tiene nuestra organización, mientras que muchos creían que íbamos a ser flor de un día, no solo hemos demostrado que tenemos una alternativa a ese Partido Popular, sino que estamos gobernando España desde el Ministerio de Sanidad, siendo parte de ese gobierno progresista de coalición que hace avanzar al Partido Socialista, que tanto necesita unos empujones. Hoy en día gobernamos en siete de las ciudades más importantes de la región, como son Coslada, Getafe o Alcorcón, y son los madrileños quienes nos han puesto a liderar la alternativa en los dos últimos comicios electorales, en el 21 y en el 23. Así que, si en cuatro años hemos logrado eso, tenemos la posibilidad en el 2027 de darle la vuelta al gobierno.
Esta semana se conoció la denuncia de la pareja de Ayuso, que reclama 15.000 euros a Rita Maestre y otros 15.000 a Más Madrid por cuestionar los puntos oscuros respecto de su fraude fiscal y de los pisos en los que vive con Ayuso. ¿Qué les parece esta denuncia?
Alberto González Amador utiliza la misma técnica que Ayuso, que es generar cortinas de humo para que no hablemos de la incapacidad de gestión que tiene Ayuso. Ahora sacan esto y a nosotras no nos va a frenar a Alberto González. Primero hay que darle las gracias por habernos recordado a todos los madrileños que el único caso que sigue su curso es el de él, por el que él mismo reconoce delitos de corrupción. Esa investigación sigue su cauce y no vamos a parar hasta saber dónde está el dinero de los madrileños que debería ir a la sanidad pública y que parece que se lo está llevando Alberto González Amador, y además que la presidenta se está beneficiando de un posible delito de corrupción.
Cuando Ayuso habla de que España va camino de la dictadura y acusa a la oposición de izquierdas de tener un proyecto totalitario, a usted, que tuvo que huir de niña de una dictadura cruenta, ¿cómo la hace sentir?
Es la perversión de quien niega los efectos que tuvo la dictadura franquista en España. Es muy perverso, porque a la presidenta se le olvidan las consecuencias que tuvo directamente en la Comunidad de Madrid, por ejemplo. A pesar de que el gobierno regional se niega a investigar, hay más de 322 fosas, y se calcula que unas 15.000 víctimas que siguen a día de hoy en las fosas comunes en la comunidad más rica de España. Es perverso negar los efectos de una dictadura en el presente y además ejercer la presidencia de la Comunidad de Madrid con toques autoritarios. Recordemos cómo acabamos el año 2023, con una presidenta que llevó por la vía de urgencia la modificación de leyes que lo que hacían era cercenar pilares tan fundamentales para la calidad democrática como son el Consejo de transparencia, la Cámara de Cuentas y Telemadrid, la televisión pública de todos los madrileños.
¿Cree que en lo que se denomina la batalla cultural, en ese intento por definir cuál es el sentido común imperante en una sociedad, en el caso de la madrileña se han impuesto las ideas de la derecha respecto a política fiscal o a migración? ¿Cómo se combaten ese tipo de relatos?
Creo que todos entendemos que cuando Isabel Díaz Ayuso habla de inmigración no está hablando de políticas migratorias. Lo que está haciendo es difundiendo discursos de odio, no de sus competencias en políticas migratorias para atender a una realidad que es tan antigua como la humanidad: migrar. Y además lo hace estableciendo diferencias entre migrantes buenos y malos y utilizando un segmento muy particular de la migración en base a su lugar de procedencia, su color de piel o su religión. Eso es racismo. Lo hace poniendo en la diana a las personas más vulnerables que nos podemos imaginar en una situación de migración, como son niños y niñas que salen de sus países solos. Ella insiste en repetir un modelo que vemos que está absolutamente roto, como en el caso del centro de primera acogida de Hortaleza. En un edificio diseñado para albergar a 35 jóvenes, a día de hoy viven más de 135 en unas condiciones infrahumanas, donde no se garantizan sus derechos de educación y sanidad. Donde sabemos cómo están trabajando los profesionales, los trabajadores sociales.
Ese mismo modelo lo quiere replicar ahora en un centro [en Fuenlabrada] que quiere construir en un polígono industrial aislado en los centros urbanos y que se va a parecer más a una cárcel. Así que no se puede salir de otra forma, en respuesta contundente ante los discursos de odio, que exigiendo que se garanticen derechos a las personas migrantes para que se regulen a todos esos vecinos y vecinas en Madrid que están trabajando. ¿Cuántas personas migrantes en España aportan muchísimo más que [Santiago] Abascal o que el novio de Ayuso? Lo que queremos es que puedan tener sus derechos y obligaciones como cualquier otro vecino. Hay que salir a la ofensiva. Pedimos la regulación de las personas migrantes y que se garanticen sus derechos.
Al margen del tema migratorio, ¿qué sería lo más urgente que habría que hacer en la Comunidad de Madrid?
Vamos a comenzar el debate del estado de la región este jueves y este viernes desgraciadamente con una vicepresidenta de la Asamblea de Madrid, Ana Millán, que está imputada por cuatro presuntos delitos de corrupción. Esto degrada nuestras instituciones. Recordemos que está ahí porque Ayuso no solo la protege, sino que la premia. Vamos a salir a ese debate exigiéndole a la señora Ayuso que le pida el acta de diputada a Ana Millán y además vamos a poner sobre la mesa los grandes retos que tenemos en Madrid. Estamos convencidos que Madrid puede funcionar mejor, pero sobre todo que puede funcionar para todos, sin dejarse a nadie fuera. El reto de la vivienda no solo va mucho más allá de las dificultades que tienen los jóvenes, que tienen que dedicar más del 60% de sus salarios a pagar el alquiler, sino que atraviesa a todas las familias. Hay una emergencia habitacional. La Comunidad de Madrid se enfrenta a unas políticas públicas del Partido Popular que demuestran que Ayuso gobierna para los fondos buitre. Porque si no, no se entiende que se niegue a aplicar la ley estatal de vivienda para que se puedan topar los precios del alquiler. No se entiende que siga poniéndole la alfombra roja a los especuladores para que nuestras ciudades, mucho más allá de Madrid capital, estén llenas de pisos turísticos que vacían de vida los barrios y que expulsan a las familias. Y que, además, su propuesta de vivienda pública sea una absoluta chapuza, que demuestra que está incapacitada para gestionar. Lo hemos visto con las únicas 200 viviendas que han entregado de ese famoso Plan Vive en Alcorcón; no solo están a precio de mercado, sino que además son una chapuza.
Más Madrid apuesta por centrar el debate en la región, pero el discurso estatal está constantemente presente. ¿No temen que se pueda diluir un poco como partido a la hora de plantear los debates?
A mí lo que me preocupa es que haya una presidenta de la Comunidad de Madrid que, al terminar el curso, después de una rueda de prensa, cuando alguien le preguntó una cosa concreta sobre Madrid, dijo “yo de eso no sé, pregúntale a Miguel Ángel García (su portavoz)”. Una presidenta que está más preocupada por gobernar a [Alberto Núñez] Feijóo que por gobernar la Comunidad de Madrid. Afortunadamente, desde que está Más Madrid en la Asamblea estamos demostrando que hay otro modelo que se está haciendo cargo de todas esas realidades territoriales que vemos no solo en todos los municipios donde tiene Más Madrid presencia, sino en esas ciudades donde estamos gobernando.
Hablando de realidades territoriales, un debate estatal, pero que también afecta a Madrid, es la nueva propuesta de financiación singular para Catalunya y los efectos que pueda tener después en las negociaciones entre el Gobierno y las demás comunidades autónomas. ¿Cómo se posiciona Más Madrid respecto a esto? ¿Hay alguna línea roja o algún requisito?
Yo entiendo que ese acuerdo es un punto de partida que debe ser debatido mucho más allá de Catalunya, precisamente porque lo que defendemos desde Más Madrid es que todos los españoles tengan garantizados servicios públicos de calidad. Para eso tiene que haber recursos suficientes para que funcione el sistema y eso solo se hace a través de una reforma fiscal progresiva, que es todo lo contrario a las políticas fiscales que tenemos en la Comunidad de Madrid. Recordemos que Ayuso les perdona aproximadamente a los millonarios unos 6.000 millones de euros. Si no se les perdonaran a los más ricos esos impuestos, seguro que teníamos garantizados los servicios públicos sin desigualdad territorial, que es lo que pedimos para España. Es unas de las líneas estratégicas de Más Madrid: trabajar en contra de la desigualdad territorial.
¿Con un acuerdo de financiación nuevo se puede garantizar?
Creo que ese es el punto de partida que tiene que ser debatido mucho más allá de Cataluña para que no sea una financiación singular, sino una financiación de solidaridad interterritorial.
Los resultados en las elecciones europeas de Sumar fueron bastantes escasos y ha habido bastante escepticismo en Más Madrid respecto a la estrategia adoptada. ¿Qué relación deberían tener ambos partidos en este momento y de cara al futuro?
Más Madrid forma parte de una coalición electoral ahora mismo que es la que se concreta en un grupo parlamentario en el Congreso de los Diputados. Esa coalición que, no olvidemos, fue la que frenó a la ultraderecha en el Gobierno de España y la que hace avanzar a ese PSOE que se conforma con no retroceder. Seguimos estando ahí, marcando las líneas por las cuales debería seguir ensanchándose nuestra democracia y lo está demostrando Mónica García también desde el Ministerio de Sanidad.
En noviembre cumplirá un año como portavoz. ¿Se ve llegando hasta 2027?
Todos mis pensamientos ahora mismo están con esas familias que se acaban de quedar sin plaza en la escuela pública. Esas maestras de las escuelas infantiles que Ayuso ha dejado en la calle por tener las escuelas infantiles privatizadas. Esas trabajadoras de las residencias absolutamente precarizadas que nos están recordando que lo que ocurrió durante la pandemia sigue ocurriendo, que están trabajando en unas condiciones deplorables en las cuales no pueden cuidar a los mayores. La cotidianidad en Madrid lo único que me hace pensar es en el día a día para seguir insistiendo en que Madrid puede funcionar mejor y que puede funcionar para todos.
Entonces no podemos todavía hacer cábalas con eso o respecto a un posible regreso de Mónica García, llegado el momento.
Yo creo que 2027 todavía nos queda lejos a nosotros y a los madrileños en sus preocupaciones más cotidianas.