En el bullicio de las grandes ciudades, es fácil perder de vista las maravillas naturales que se encuentran a tan solo unos kilómetros de distancia. Aunque los destinos turísticos más populares acaparan la atención de la mayoría, existen rincones escondidos que ofrecen una experiencia única y auténtica, lejos del ajetreo urbano. Estos lugares, frecuentemente poco conocidos, se convierten en auténticos tesoros para quienes buscan la tranquilidad y el contacto directo con la naturaleza. Un ejemplo perfecto de este tipo de joyas es la Playa del Garraf, una pequeña y pintoresca playa a las afueras de Barcelona, que ha sido reconocida por National Geographic y declarada Bien de Interés Cultural , debido a su encanto e importancia histórica. Situada en la localidad de Garraf, a unos 30 kilómetros al suroeste de Barcelona, esta playa se ha mantenido a lo largo de los años como un refugio tranquilo para los que conocen sus encantos. Lo que la diferencia de otras playas cercanas a la ciudad es su combinación de belleza natural y elementos históricos que evocan una atmósfera singular. Flanqueada por colinas de piedra caliza y acantilados, la playa del Garraf ofrece una combinación de arena fina y aguas cristalinas que crean un entorno perfecto para relajarse. Pero su verdadera magia radica en sus famosas casetas que se alinean en su orilla, construidas a principios del siglo XX . Estas estructuras han sido declaradas Bien de Interés Cultural y forman parte del legado histórico de la zona. Nadie conoce el origen de estas edificaciones, pero hoy en día son símbolo de la tradición y el encanto de esta playa, proporcionando un toque pintoresco que ha capturado la atención de fotógrafos y de publicaciones internacionales. Acceder a esta joya escondida es sorprendentemente fácil. Para quienes partan desde Barcelona, la opción más cómoda es tomar el tren de cercanías R2S en dirección a Sant Vicenç de Calders. El trayecto desde la estación de Barcelona-Sants hasta Garraf dura unos 30 minutos . Al llegar, la playa se encuentra a escasos minutos a pie de la estación, lo que facilita la visita incluso para quienes no disponen de vehículo propio. Otra alternativa es viajar en coche. Desde Barcelona, se puede llegar a la Playa del Garraf tomando la carretera C-32 en dirección a Sitges , con una duración aproximada de 30 minutos . La playa cuenta con un pequeño parking , aunque en los meses de verano es recomendable llegar temprano para asegurarnos el aparcamiento.