El lobo está en boca de todos en las zonas rurales y de monte de la península ibérica. Defensores y detractores no paran de exponer sus posiciones a favor y en contra de este animal en peligro de extinción , los unos para buscar la supervivencia a esta especie única y los otros por los ataques al ganado y por que vuelva a poder ser cazado. Más allá de esas posiciones enfrentadas, lo que parece es que el lobo ibérico mantendrá su protección estatal hasta el año 2031. Eso, al menos, si se tiene en cuenta lo dicho recientemente por el secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán , que informó de que la estrategia a seguir se adaptará en 2025 al informe sexenal sobre la evolución de la situación de la especie, cuyo anterior informe (2019), con los datos facilitados por las comunidades autónomas, dio un resultado «desfavorable» sobre su situación y culminó con su incorporación al Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (Lespre) . Al mismo tiempo, Hugo Morán ha incidido en el compromiso asumido en 2022 por el Ejecutivo, «por primera vez», de apoyar al sector ganadero y las comunidades autónomas mediante un plan de ayudas «tanto para medidas preventivas como para el pago de las indemnizaciones por daños». Una decisión que afectará en parte a Castilla-La Mancha, sobre todo a la provincia de Guadalajara, y que, como era de prever, ha sentado mal en el sector ganadero. De hecho, este mismo verano la Agrupación de Ganaderos de la Sierra Norte de Guadalajara denunciaba la «desidia» de Administración ante los continuos ataques de lobos y buitres en esa comarca. Para intentar paliar esta situación, el Gobierno castellanomanchego aprobó a finales del año pasado las ayudas para paliar los daños relacionados con ataques de lobo ibérico al ganado doméstico para 2024. La finalidad de estas ayudas, según apuntaba la Junta en una resolución publicada el pasado 26 de diciembre en el Diario Oficial de Castilla-La Mancha (DOCM) , es la conciliación de la presencia del lobo ibérico con los usos ganaderos de la región, en especial con la ganadería extensiva. El presupuesto destinado a ello es de 110.000 euros para las anualidades de 2024 y 2025. La novedad de la normativa para este año es que, ante el incremento en el número de ataques contabilizados en las regiones limítrofes con Castilla-La Mancha y teniendo en cuenta la alta movilidad característica de la ecología de esta especie transfronteriza más allá de su área de campeo, se amplió la cobertura de los posibles ataques de la provincia de Guadalajara a toda la comunidad autónoma. Además, el pasado 16 de agosto la Viceconsejería de la Política Agraria Común y Política Agroambiental convocó, por el procedimiento de tramitación anticipada, nuevas ayudas específicas para la provincia de Guadalajara, según una resolución publicada en el DOCM. Los beneficiarios, en este caso, serán las personas titulares de una explotación agraria o una agrupación de titulares, los ayuntamientos, las entidades de ámbito territorial inferior al municipio, las mancomunidades de municipios, las empresas privadas y las personas físicas que desarrollen una actividad económica, así como las asociaciones e instituciones sin ánimo de lucro. Las ayudas están cofinanciadas en la siguiente proporción: la cofinanciación del Feader será del 75% de la ayuda concedida, mientras que el 25% restante será cofinanciado en un 7,5% por la Administración General del Estado y en un 17,5% por la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha. La intensidad de la ayuda que corresponde a las actuaciones financiadas será del 100% de los costes subvencionables, con un máximo de 4.000 euros por explotación y año en su conjunto . Según explican a ABC fuentes de la Consejería de Desarrollo Sostenible, las medidas paliativas se financian mediante compensaciones directas por daños ocasionados por la especie en la cabaña ganadera extensiva. Y, por otro lado, dentro de las medidas preventivas, además de métodos de prevención, se realizan inversiones directas en acciones formativas, medidas de protección, sistemas de control de ganado, etc. En cuanto al número de ataques producidos por la especie, las mismas fuentes señalan que presentan oscilaciones a lo largo de los años muy posiblemente debido a la propia oscilación de las poblaciones y a la mayor o menor disponibilidad de alimento de fauna silvestre y cinegética por razones climatológicas o de otra índole generalmente relacionadas con la propia caza y la posibilidad de permanencia de cadáveres cinegéticos y ganaderos en muladares y en el monte. De acuerdo con los datos de la Consejería de Desarrollo Sostenible , durante el periodo 2018/2023, los ataques de lobos no superan la centena en ningún caso, quedándose muy próximas en los años 2018 y 2020 y, como datos de episodios muy reducidos en los años 2022 y 2023, con un número de episodios próximos a la media centena, la mitad de los anteriores. En Castilla-La Mancha, desde 1998, el lobo ibérico se encuentra catalogado en la categoría de «en peligro de extinción», de acuerdo con la normativa regional de conservación de la naturaleza (Decreto 33/1998 por el que regula el Catálogo de Especies Amenazadas) como consecuencia de su extinción en la parte totalidad del territorio regional. Así, el último lobo detectado en Montes de Toledo data de 1985 y en Sierra Morena desaparece al principio del actual siglo . Por otro lado, con la expansión del lobo hacia el Sistema Central procedentes del noroeste de la península Ibérica, el lobo se encuentra presente en el noroeste de la provincia de Guadalajara desde principios de los 2000. Los técnicos de la Junta aseguran que «las dinámicas poblacionales en esta zona están marcadas por procesos de colonización-extinción, especialmente para el periodo de 2001 a 2014». «A partir de esta última fecha -añaden- comienza a establecerse algún grupo familiar, aunque la perdida de individuos por enfermedades (moquillo, sarna) y otras causas antrópicas se considera recurrente». El tamaño del grupo detectado en las poblaciones de lobo de la provincia de Guadalajara estaría situado en torno a 3-4 individuos observados a finales del invierno (marzo-abril), según los datos facilitados por la consejería, formando estos grupos una pareja reproductora y uno o dos individuos nacidos en años anteriores. Eso sí, apuntan que la tasa de supervivencia de cachorros que llegan al año de vida se estima baja. En la actualidad, el número de grupos reproductores es cuatro, cuya presencia se centra en el Parque Natural de la Sierra Norte de Guadalajara , pero tal y como indican los expertos, «no se tiene constancia de su presencia en ningún otro territorio regional, puesto que la posible presencia temporal de un posible lobo en dispersión en la provincia de Ciudad Real no fue perfectamente identificada y en la actualidad no hay ninguna constancia de su existencia».