La religiosa española Fátima Benito lleva dos años en Papúa Nueva Guinea , es misionera y se ocupa de un centro de atención de ancianos. Cuando describe este país, lo que más le impresiona es que «los niños no sonríen». Lo atribuye a la difusa violencia doméstica y a la falta de oportunidades de futuro. Será cierto, pero no es la impresión que quedó del encuentro que a primera hora de la tarde de este sábado mantuvo el Papa Francisco con unos 500 niños de la calle y con discapacidad, atendidos por religiosas e instituciones de la Iglesia. Y eso que, a pesar de su corta edad, no más de 9 o 10 años , llevan sobre sus hombros historias...
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