La vuelta al cole va de la mano con un aumento del nivel de estrés entre los progenitores . Nuevos horarios, nuevo curso, nuevos profesores, deberes… Toda reajustar la rutina tras el verano y, en la mayoría de los hogares, cuesta coger ritmo porque la carga mental se incrementa entre los adultos ante el nuevo curso escolar. Según una encuesta realizada entre más de 1.000 personas por HelloFresh , empresa líder en kits de recetas, el 35% de los progenitores realiza entre 1 y 10 tareas diarias relacionadas con la crianza de los hijos , aunque un 27,5% añaden a su agenda entre 11 y 20 quehaceres. «Muchos padres y madres tienden a actuar en un estado de 'piloto automático' debido a la cantidad abrumadora de responsabilidades diarias», comenta a este diario Beatriz Gil , psicóloga y CEO de Psique Cambio , quien alerta sobre la carga mental que conlleva este mes de septiembre. «Con tantas tareas que completar -prosigue-, es fácil caer en la trampa de simplemente pasar de una cosa a otra sin reflexionar sobre el impacto que esto tiene en su bienestar. Esta falta de conciencia puede aumentar el estrés porque el día a día se convierte en una maratón sin fin , en la que las personas sienten que nunca pueden detenerse a respirar». De cara a septiembre , la situación empeora: el 47% dice que se añaden entre 1 y 5 tareas adicionales a su lista de faenas diarias y el 35% entre 6 y 10 . En concreto, para el 78,4%, el hecho de tener que planificar las comidas aumenta su carga mental general al comienzo del nuevo curso escolar. Y es que, aunque muchos menores se queden al comedor, las cenas suelen conllevar quebraderos de cabeza para muchas familias, pues implica realizar otras tareas (planificar, comprar, limpiar, cocinar…). Así, para el 42%, la última comida del día añade entre 3 y 5 tareas extras a la rutina. Tal es el estrés que para el 43,66% de los progenitores, la planificación y preparación de la alimentación le resulta más agotador mentalmente cuando empieza el nuevo curso escolar, al igual que la supervisión de los deberes. Las extraescolares y las rutinas de la mañana son las segunda y tercera tareas más agotadoras (38,5% y 32%, respectivamente). Efectivamente, la planificación y preparación de comidas y la supervisión de los deberes son tareas que, aunque parecen diferentes, comparten una carga mental similar. Ambas requieren un alto nivel de organización y previsión. La preparación de comidas no es solo cocinar; implica pensar en el menú, hacer la compra, y asegurarse de que las comidas sean equilibradas y del gusto de todos. De manera similar, supervisar los deberes no es solo revisar que se hagan, sino también asegurarse de que los niños entiendan las tareas y las completen de manera adecuada. Llama la atención que la planificación y preparación de comidas resulta a los padres más agotador mentalmente cuando empieza el nuevo curso escolar, al igual que la supervisión de los deberes. « Ambas actividades implican un esfuerzo cognitivo considerable porque exigen estar al tanto de muchos detalles a la vez », comenta la experta. «Además, suelen realizarse al final del día, cuando los padres ya están mentalmente cansados, lo que puede hacer que se perciban como más agotadoras». Es ahora, con la vuelta al cole, «cuando se restablecen las rutinas y se ajustan los horarios y estas tareas pueden sentirse especialmente pesadas porque marcan el regreso a una estructura más rígida y demandante. Por esta razón, contar con un apoyo como HelloFresh permite liberar tiempo y espacio mental. Y, por otro lado, nos da la tranquilidad de que una parte importante de nuestro día a día, como puede ser planificar las comidas, esté resuelta de manera eficiente y saludable». De hecho, durante la vuelta al cole, el 47,4% de los encuestados asegura que dedica entre 3 y 6 horas a tareas relacionadas con la preparación de comidas ; un porcentaje que se reduce al 36% en otra época del año. Este dato refleja cómo la vuelta al cole no solo significa un regreso a las rutinas escolares, sino también a las rutinas alimenticias. Durante el verano, las comidas suelen ser más informales y flexibles; los horarios son más laxos y la presión para cumplir con un menú riguroso disminuye. Sin embargo, con el inicio del curso escolar, los padres sienten la necesidad de retomar una alimentación más estructurada y nutritiva para asegurar que sus hijos tengan la energía necesaria para afrontar las exigencias académicas. Para Gil, este dato es fiel reflejo de que «el regreso a la rutina implica la necesidad de planificación para ajustarse a los horarios escolares y de trabajo, lo que hace que la preparación de comidas se vuelva más intensa y tome más tiempo. Esto también puede estar relacionado con la preparación de almuerzos y meriendas para llevar al centro escolar, que agrega una capa adicional de trabajo y planificación para los padres». Obviar las responsabilidades diarias como padres es imposible y para el 63,6%, la carga mental que suele gestionar en un momento dado en comparación con el mismo momento del año pasado es mayor que el pasado año y algo más para el 40,2% debido, principalmente, a la gestión de los horarios de los niños (46,5%); la conciliación para el (42%); gestionar las necesidades cotidianas de varios menores (30,6%) y el control del uso de la tecnología entre los niños (30%). Por todo ello, es también vital que los progenitores impliquen a los menores en las tareas del hogar . «Involucrarles no sólo es posible, sino que es altamente recomendable. Hacer a los niños partícipes de las responsabilidades del hogar fomenta su autonomía, les enseña habilidades valiosas y les hace sentir que son una parte importante del equipo familiar. Por supuesto, es fundamental adaptar las tareas a su edad y capacidad, comenzando con cosas sencillas como recoger sus juguetes, ayudar a poner la mesa o cuidar de su propio espacio». A medida que crecen, explica, «se les pueden asignar responsabilidades más complejas. Hacer esto no solo aligera la carga de los padres, sino que también promueve en los niños una actitud de cooperación y les prepara para enfrentar las responsabilidades de la vida adulta . Además, cuando los niños participan en las tareas del hogar, aprenden a valorar el esfuerzo que conlleva mantener un entorno limpio y organizado, lo que puede contribuir a un mayor respeto por las normas y los roles dentro de la familia. Todo esto refuerza su sentido de pertenencia y contribuye positivamente a su bienestar emocional, al sentir que son una parte activa y valiosa de su entorno».