Más o menos en sincronía con el nuevo Canciller opinando que los problemas de Venezuela los tienen que resolver los propios venezolanos, el titular del MEF aparece apoyando la propuesta del actual directorio sobre una solución de gerencia extranjera al problema de Petroperú, como a la privatización. Es una idea original, pero complicada.
La propuesta implica que hay allá afuera empresas con más capacidad que Petroperú para manejar una petrolera estatal, lo cual es seguramente cierto. Lo que se desconoce es la capacidad de un gobierno peruano, este o el que venga, para relacionarse con una de esas empresas de fuera. Sobre todo si el acuerdo con los de fuera no produce una bonanza automática, y si la produce, también.
En el Tercer Mundo las petroleras estatales son versiones de las llamadas aerolíneas de bandera, y suelen estar completamente pegadas a los gobiernos. Tanto así que existe una suerte de petro-geopolítica en las que tales Estados participan, para donar crudo o mendigarlo, según sea el caso de las relaciones con otros países.
La idea de una petrolera estatal bajo control de una administración extranjera puede sonar moderna. Podemos imaginar a un equipo de eficacísimos y honestísimos escandinavos, por ejemplo, sacando a Petroperú de su actual postración. ¿Dónde encontrar esa maravilla? ¿Tiene el sector público peruano ese tipo de experiencia?
Si hasta ahora el horizonte polémico ha sido sobre todo entre lo público y lo privado, los recién contratados añadirían uno nuevo entre lo local y lo extranjero. Hay sectores, como la construcción o la minería, donde esto último no es problema. Pero el petróleo es otra cosa; sobre todo si lo gestionado es una empresa del tamaño de Petroperú.
Algunas posiciones plantean que no es necesario traer know how del exterior, sino concentrarse en algunas prácticas muy peruanas, como despedir gente para reducir los gastos, o esperar que la nueva refinería de Talara y su flexicoquer se vuelvan cabalmente rentables. Quizás después podría venir la contratación de una administración foránea.
¿Por qué no se quiere ir a una privatización? ¿Por principios ideológicos? ¿Por el costo político que eso tendría?
La gestión privada sin propiedad es el tipo de fórmula intermedia que puede ser puesta a prueba, y suspendida si no funciona. Se podría ir junto con el directorio que la trajo, claro.