La brecha cambiaria, el dólar blue, el cepo y la devaluación son temas tan recurrentes en la conversación pública argentina que muchas veces se cree que son únicos del país. Sin embargo, varias naciones han atravesado problemas con su moneda local y restricciones en la compra de divisas extranjeras.
El caso de este país asiático cambió drásticamente en 2017 y siete años más tarde alcanzó un crecimiento anual de su PBI de aproximadamente 5.4%. Esta controversial política económica revolucionó su sistema para siempre.
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Se trata de Uzbekistán, el país de Asia Central y ex miembro de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas.
Hasta el año 2017, su economía tenía una amplia brecha cambiaria entre la moneda local, el Som (UZS), y el dólar estadounidense debido a grandes restricciones en la compra de divisas extranjeras: era ilegal para ciudadanos comprar cualquier cantidad de las mismas desde su independencia en 1991.
El cambio oficial era de UZS 4200 por U$D 1, mientras que en el mercado negro el "dolar blue" cotizaba a UZS 7700, casi el doble.
El 5 de septiembre de ese año, el Banco Central de Uzbekistán decidió devaluar la moneda local y fijar el precio del dólar oficial en UZS 8100, superando el precio del cambio ilegal y haciéndolo más conveniente.
También por decreto el presidente de ese momento Shavkat Mirziyoev decidió levantar por completo el cepo y toda restricción a la compra de monedas extranjeras quedó eliminada, pero especificó que los uzbekos solo podían recibir la moneda extranjera en una tarjeta especial, no en efectivo.
La compra de efectivo extranjero se reglamentó a partir del 1° de octubre del mismo año.
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La flotación del Som tuvo un efecto inmediato y dramático. Casi de la noche a la mañana, el mercado negro desapareció y la inflación se disparó a dos dígitos, alcanzando casi el 20% a principios de 2018.
El Gobierno de Uzbekistán comenzó a emitir billetes de UZS 50.000 y UZS 100.000 para reducir el enorme volumen de papel moneda en circulación.
El país implementó una serie de reformas económicas para liberalizar su sistema. Entre las principales medidas se encuentran la actualización de los precios de la energía, la mayor independencia del banco central y la eliminación de privilegios crediticios para las empresas estatales.
Estas acciones buscaron fomentar la competencia, atraer inversiones y reducir la dependencia del gobierno.
Actualmente, el PBI de Uzbekistán alcanzó un crecimiento del 6% en 2023, aunque también incluyó 11.4 puntos de inflación con respecto al año anterior.
El PBI per cápita del mismo año, cifrado en aproximadamente 2612 dólares, sitúa al país en una posición desfavorable en el ranking internacional, ocupando el puesto 142 entre 196 economías. Este indicador revela un nivel de vida considerablemente inferior al promedio mundial.