La industria de la inversión pasiva jamás ha sido tan potente como lo es hoy en día. Debido a ello, la inclusión en los índices se ha convertido en el Santo Grial para que las empresas impulsen sus valoraciones y reduzcan los costos de capital. La teoría predominante es que la inclusión en el índice es fabulosa para los que forman parte del club y un desastre para los que no lo hacen.
No siempre es así. Hay evidencias de que las empresas que son expulsadas del S&P 500 tienden a obtener mejores resultados, según Rob Arnott de Research Affiliates, que va a lanzar un ETF para invertir en estos valores rechazados por el índice.
Los índices están en un estado de cambio constante debido a la salida de las empresas poco rentables y la incorporación de las que registran mejores resultados. Las compañías que están a punto de entrar en los índices suelen superar en rendimiento a los valores que pronto reemplazarán en un 100% o más antes de unirse. Estos valores deberían entonces prolongar su impulso, aumentando así sus valoraciones y continuando la buena racha.
Sin embargo, señala Arnott, el rendimiento superior de las nuevas incorporaciones en comparación con las expulsadas se registra sobre todo entre el momento en que se anuncia el cambio inminente y cuando realmente se produce. Las ganancias se invierten entre uno y dos años después de ese momento, en promedio. La posición contraria sería apostar a largo plazo por los que son expulsados de los índices frente a los que se incorporan a él.
La mecánica de los índices influye en todo esto. Dado que más del 20% de los activos del S&P 500 están ligados al índice, los valores rechazados sufren severas presiones de venta cuando se produce el cambio. Si a eso se le suma la mala racha de resultados que llevó a su expulsión, se dan todos los ingredientes de la receta de una remontada.
Las empresas excluidas suelen sufrir fuertes descuentos: su ratio precio/beneficio promedio registra un descuento del 30% sobre el promedio del índice. Sobre esa misma base, las nuevas incorporaciones gozan de una prima relativa en su valoración del 80%, en promedio.
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Tal vez, por tanto, no sorprenda que desde 1991 los valores excluidos superen en rentabilidad al S&P 500 en un 28%, en promedio, cinco años después de su expulsión. Pero esa relación ha flaqueado en la última década gracias al asombroso rendimiento del S&P 500 impulsado por la tecnología, y al relativo mal comportamiento de las empresas poco valoradas.
En 2023 analizamos las empresas que fueron expulsadas del índice FTSE 100 para comprobar si esta teoría también se cumplía en el mercado británico. Las salidas discrecionales del índice (de las que queda excluido el grupo de materiales de construcción CRH al marcharse de forma voluntaria) superaron al índice en un 15% en promedio seis meses después de su marcha. Destacan la empresa inmobiliaria British Land y la firma de seguros especializados Hiscox (que se reincorporó recientemente). La misma cifra en el caso de las que se incorporaron fue de sólo un 7%.
Las empresas que son excluidas de los índices merecen ser tenidas en consideración por los cazadores de gangas.