El precio medio de la electricidad en España podría reducirse hasta en un 50% en 2030 si se cumple lo que está previsto en la actualización del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2023-2030 (PNIEC), que fue aprobada por el Gobierno en 2023. Dicho plan prevé elevar la participación de las energías renovables en la generación eléctrica total para llevarla hasta el 81% en 2030 y que el 90% de este incremento proceda del aumento de la capacidades eólica y solar, según un informe del Banco de España. Lo cierto es que no es un objetivo imposible, pues ya antes de que se aprobara la actualización del PNIEC los sectores solar y eólico mostraban una tendencia alcista en nuestro país; en 2019 cubrían el 26% de la demanda total y en lo que llevamos de 2024 ya cubren el 44% . A pesar de esto la luz está cara, desde julio, lo suficiente como para que se le aplique el IVA reducido del 10% , previsto para los casos en los que el precio medio supere los 45€/MWh, cosa que en agosto, y tras cinco meses de subidas consecutivas, se superó con creces, cerrando en los 91,05 €/MWh de media. Pues bien, de no haberse producido la inversión en renovables que acabamos de resumir, actualmente estaríamos pagando un 40% más de lo que ya hemos pagado. Esta estimación, así como la previsión de que en 2030 la luz será un 50% más barata si España sigue en la senda 'verde', procede del informe 'El impacto de las energías renovables sobre el precio mayorista de la electricidad', que forma parte del boletín económico del tercer trimestre del Banco de España . Para explicarlo hay que referirse a lo que se conoce como el ' sistema marginalista de casación de precios ', que es el mecanismo que opera en nuestro país para determinar lo que cuesta diariamente la electricidad. Bajo este sistema, cada día se llevan a cabo 24 subastas para fijar los precios de las 24 horas del día próximo, y se hace según el siguiente procedimiento: Red Eléctrica informa de la cantidad de energía que prevé que va a necesitar, las comercializadoras realizan sus solicitudes de compra y las empresas productoras, sus ofertas de venta. Tras la subasta, las ofertas se ordenan de forma ascendente en función del coste y las demandas en orden descendente en función del precio. Hecho esto, quedan dos curvas, la de demanda y la de oferta, que se encontrarán en el llamado ' punto de casación '. Este punto hace coincidir la cantidad de energía necesaria para el día siguiente con el menor precio posible, evitando que las comercializadoras compren por encima de ese precio. Lógicamente, esto obliga a los productores a ser todo lo competitivos que puedan. En el tema que nos ocupa, la clave del arco está en que las energías renovables entran en la subasta a precio cero por ley, es decir, no exigen ningún mínimo de entrada. Sumémosle a esto el hecho de que los costes marginales (lo que cuesta producir una unidad adicional) de producción de este tipo de electricidad son relativamente reducidos -inferiores a los de las fuentes que necesitan combustibles fósiles-, y ahí está la razón del efecto a la baja sobre la factura final. Ahora bien, los costes de la eólica y la solar no estarán ligados a las fluctuaciones en el mercado de ninguna materia prima, pero sí a las contingencias meteorológicas. Además, en nuestro país falta capacidad de almacenamiento de energía de este tipo, lo que hace que los precios sean significativamente distintos en función del período del año y el tramo horario (en las horas centrales del día son bajos). En determinados momentos del año y del día son incapaces de reflejarse en el punto de casación, que en esos casos queda fijado por los costes de los combustibles fósiles. Por faltar en España aerogeneradores y placas fotovoltaicas, en los últimos años la factura de la luz ha dependido del mercado del gas natural , que tantas alteraciones ha sufrido de la mano de los acontecimientos geopolíticos, pero ahora el Banco de España observa un debilitamiento en esa relación de la mano de las renovables, uno que habría empezado a notarse de forma significativa en los últimos doce meses. Por ejemplo, si en 2019 no existieron horas en las que el precio mayorista fuera igual a cero o negativo, en los primeros meses de 2024 el porcentaje de horas con precio cero o negativo alcanzó el 15%. Como ya se ha dicho, la previsión es que para el año 2050 la factura de la luz sea un 50% más barata , pero el Banco de España avisa, este resultado está ligado a una serie de factores «sobre los que existe una considerable incertidumbre», afirma la entidad. Entre estas variables, los autores del informe citan la manera en que la demanda se adapte al patrón horario de generación eléctrica renovable y el desarrollo de tecnologías que permitan almacenar los excedentes producidos por las energías renovables, o la viabilidad, así como el ritmo de ejecución, de los ambiciosos proyectos de inversión previstos en energías 'verdes'. Y no menos importante, los cálculos se han hecho suponiendo que «el precio del gas natural se mantenga en los niveles actuales», cosa que tampoco es segura, véase el curso de los acontecimientos en Ucrania .