Roger Federer hizo una carta de despedida cuando colgó la raqueta. Esta terminaba así: “Finalmente, al juego del tenis: te amo y nunca te dejaré”. Está cumpliendo su palabra el suizo, que se deja ver por algunos de los torneos más importantes. Ha estado en Wimbledon, por ejemplo, el lugar en el que forjó los mejores momentos de su leyenda.
Y también se ha dejado ver en esta edición del US Open. El suizo presenció la sesión de tarde del martes 3 de septiembre (madrugada del 4 de septiembre en España). En medio del partido entre Sabalenka y Zheng, anunciaron su nombre por los micrófonos, y el tenista suizo se levantó para agradecer a la afición estadounidense la espectacular ovación que le dedicó.
El pequeño parón no alteró a Sabalenka, que estaba siendo un ciclón y así continuó. La potencia de sus golpes fue demasiado para Zheng, la campeona olímpica entrenada por el español Pere Riba. La china fue todo el rato con la lengua fuera. La bielorrusa no le permitió dominar en ninguno de los momentos del juego. Si sacaba Sabalenka, llevaba el control; cuando lo hacía Zheng, la machacó con los restos, sobre todo contra el segundo servicio (se impuso en 16 de 24). Venció por 6-1 y 6-2 y ahora se medirá a Emma Navarro, verdugo de Paola Badosa en un partido en el que la española se vino abajo de forma incomprensible cuando vencía 5-1 en el segundo set.
Respecto a Federer, su relación con el US Open es curiosa. Comparte con Pete Sampras y Jimmy Connors el récord de cinco triunfos (en la llamada “era Open”), pero los ganó todos seguidos, entre 2004 y 2008. En 2009 también alcanzó la final. En ella fue superado por un en esos momentos jovencísimo Juan Martín del Potro. Volvió a pisar la final en 2015, derrotado por Novak Djokovic. Su última participación fue en 2019: Dimitrov le cerró el camino en cuartos de final en cinco sets. Otra de las cosas que llama la atención es que es el único Grand Slam en el que Federer y Rafa Nadal nunca se enfrentaron.