Tener hambre para muchas personas es un sinónimo de estar de mal humor o irritables, pero no se trata solo de un tema de percepción, ya que existe una explicación biológica.
Un reciente estudio científico descubrió que el enojo puede estar causado por los niveles de cortisol y grelina, los cuales son hormonas fundamentales para el cuerpo.
El fenómeno denominado como hangry (combinación de las palabras en inglés hungry y angry) tiene una explicación científica. Cuando no se ingieren alimentos durante un largo periodo de tiempo, los niveles de glucosa en la sangre se reducen.
El azúcar es la principal fuente de energía para el cerebro, por lo que frente a una falta del nutriente el órgano tiene dificultades para funcionar de manera correcta.
En la misma línea, frente a la ausencia de comida, el cuerpo activa diversas respuestas hormonales como la producción de cortisol, la cual está relacionada al estrés.
También, la sensación de enojo puede estar provocada por la liberación de neuropéptidos, que son moléculas que influyen en la comunicación de neuronas y en la regulación de la ira y de la agresividad.
Cabe mencionar que las personas suelen ser más impulsivas cuando tienen hambre debido a que el cerebro cuenta con menores recursos para autocontrolarse.
Existen diversas causas naturales por las que se las personas se sienten irritadas al tener hambre, pero este comportamiento parece ser parte del proceso de evolución.
La adrenalina y el cortisol son hormonas producidas por las glándulas renales y están relacionadas con el estrés. En la misma línea, son conocidas porque el cuerpo las produce frente a situaciones de amenazas.
Diversos estudios científicos afirman que se debe a un tema de supervivencia, ya que cuando no existían civilizaciones se debía competir por los alimentos.
Esta reacción hormonal se activa frente a la falta de comida, lo que puede deberse a que cuando los hombres eran cazadores y recolectores, ser agresivo podría haber sido ventajoso para sobrevivir.