Lavarse los dientes es una acción esencial para una buena higiene diaria ya que elimina bacterias que se forman debido a la placa. Lo normal es cepillárselos entre dos y tres veces al día con una pasta de dientes y un cepillo adecuados a las condiciones de nuestra boca. Aunque se trata de un gesto cotidiano que no enseñan desde pequeños no siempre se realiza de manera correcta, lo que provoca otros problemas de salud como las caries, enrojecimiento de las encías o, desde el punto de vista más estético, amarillearlos. Las razones por las que se pueden amarillear son variadas: desde la falta de higiene hasta fumar o el simple envejecimiento. En este sentido, un dentista, Ferakh Hamid, de una clínica de la localidad británica de Leeds, ha enumerado algunos errores durante el cepillado que pueden contribuir a que los dientes no se vean tan blancos. El doctor subraya que con un «cepillado en seco» , es decir, sin mojar nada el cepillo de dientes, podría provocar que los dientes se viesen «más opacos». «Este pequeño paso [mojar el cepillo] facilita la distribución de la pasta de dientes por todos los dientes y que la limpieza sea más eficaz », señala al Daily Mail. Asegura que otro error es consumir bebidas ácidas como, por ejemplo, refrescos puede debilitar el esmalte y hacer que se vean amarillos. Asimismo, alerta de que lavarse los dientes demasiado rápido después de consumirlos también puede «revelar la capa amarilla que hay más abajo» y que por lo tanto se acaben viendo de este color. El citado medio señala también que una opción para cuidar el esmalte, según muchos dentistas, no lavarse los dientes de manera inmediata a la comida para dejar que se recupere. El cuidado de los dientes es una actividad muy importante por la cual se suelen realizar campañas de concienciación así como estrategias de gobiernos para contribuir a la gratuidad de ciertos servicios odontológicos en niños o colectivos vulnerables.