Durante
las vacaciones, algunos de nosotros hemos continuado realizando tareas de
manera puntual para consolidar lo aprendido durante el curso. Otros,
en cambio, han optado por desconectar totalmente, con la intención de afrontar
el nuevo curso con más energía y motivación que nunca.
Ahora
es el momento de retomar nuestras rutinas habituales, ideal para reflexionar
sobre lo que queremos lograr y cómo vamos a hacerlo. No
nos faltarán metas que alcanzar y desafíos que superar.
Primera convocatoria del nuevo curso, con la incertidumbre de siempre sobre quiénes acudirán a la cita y la alegría de reencuentros tras las vacaciones. Cruce de abrazos entre: Andrés, Asanta, Enrique, Fer, Juan, Luis Ángel (¡caray!, que fuerte vuelves), Rafa y Alfonso.
Un
apreciable descenso de temperatura sobre los días anteriores, que se va a
agradecer, sobre todo al enfrentar los desniveles que tendremos que superar.
Comenzamos
a pedalear con una mezcla de ansias y entusiasmo contenido, conocedores del recorrido
propuesto. No encontraremos barro, pero nuestras piernas
se mojarán en más de una ocasión con la humedad reposada sobre las hojas de los
arbustos resinosos.
Como
si jugásemos al Juego de La Oca, pero sin ser conscientes de ello,
saltaremos “de puente en puente porque nos lleva la corriente…” o tal vez serán las
ganas de todos de seguir pedaleando.
El
Puente Nuevo, el del Niño, el de los Álamos, el Blanco, el Negro, el del Vado
los Tres Maderos… y vamos tomando altura con desniveles que se van dejando
notar.
Se
agradece detenernos, ¿Cómo no?, en la Cueva del Monje, donde se refugió
el avaro hidalgo Segura para huir de pactos con el diablo. Nosotros
no huimos, estamos encantados de rodar por el corazón de los Montes de Valsaín.
¿Una
nueva foto? Claro.
Somos
pocos, pero, aun así, parecen formarse pequeños grupos de marcha. Llego
a dudar si los que van en cabeza están disfrutando tanto como los que vamos más
atrás, de la belleza que nos rodea, hoy intensificada por la humedad del día.
Una
breve parada junto a la Fuente de Abastas. ¡Lástima!
no haber traído unos bocatas.
Repechos
y más repechos. Y cuando crees que vienen las
bajadas, otra pared se pone por delante. Lo importante
es no dejar de pedalear, resistiéndonos a la tentación de tomar los senderos
que se ofrecen a derecha o izquierda.
La
belleza del sendero que nos espera cuando tomamos el desvío hacia la Vereda
de la Canaleja es impresionante. Un
entorno de cuento, completamente diferente a cómo se nos presentó hace unas
semanas, cuando todo aparecía con mucha sequedad.
Puente
del Arroyo del Cancho y el de las Pintadas, para acercarnos a Las Siete
Revueltas, carretera que cruzaremos con precaución… ¡Alto!
Una
parada para tomar barrita o gel antes de atacar nuevo desafío.
El Puente del Telégrafo y el de Minguete y el cargadero de Minguete a nuestra izquierda, donde se grabaron en su día (allá por febrero de 1971) escenas de Conan el Bárbaro. Fechas también de nefastos recuerdos.
Tenemos
por delante ascenso duro por el GT 10.1, la carretera forestal que nos va a
izar a todos, pero con ritmos de pedalada muy distintos, hasta la Fuente de
la Reina, que agradece la visita con un hilo de agua fresca.
Con
aclamación popular, hoy ignoramos trazado que nos acerque a La Camorquilla.
Optamos
por descender hasta la fuente de Palominos, que en esta ocasión
solamente saludaremos de pasada. Ya
hay quien piensa en posibles atascos de regreso a Madrid en la carretera.
El
Camino de Cabezagatos y el Cordel de Santillana, muy roto por las últimas
lluvias, nos verán pasar como almas que lleva el viento en descenso rápido
hacia la Cruz de la Gallega primero y Valsaín después, para coger
sendero hacia bosquecillo sobre Pesquerías y el río Eresma.
Fin de estupenda y bonita ruta (a mí me lo ha parecido), con 40 kilómetros de recorrido y casi 1100 metros de desnivel acumulado… ¡Ojo! desnivel conseguido en 20 kilómetros, que el resto fue en bajada, apunta alguno.
¿Cansancio?
Puede.
Pero
veo caras de satisfacción.
Buen
comienzo de curso. La semana próxima más.